sábado, 11 de agosto de 2018

Casado y Rivera se han quedado sin juguetes




A los hunos se les ha extraviado lo que siempre  consideraron su juguete particular; los hotros también han perdido el suyo. Los de Casado y Rivera han sufrido un revés considerable; los de Puigdemunt y Torra han visto cómo uno de los suyos, un símbolo de la policía catalana, les ha dejado con el culo al aire. Y es que, como es sabido, un consumo excesivo de sapos acaba siendo fatalmente indigesto. Al grano.

Las asociaciones de víctimas del terrorismo se han desmarcado explícitamente de las acusaciones de la caverna en torno al acercamiento de dos presos de ETA al País Vasco. Casado y Rivera, dos alguaciles alguacilados. El hombre de Waterloo y su visir han recibido una amarga noticia: el mayor de los Mosos, José Luis Trapero, les ha dicho que le dejen en paz, que no cuenten con él para calentar motores de cara a la manifestación del primer aniversario de los terribles atentados terroristas de agosto del año pasado. Una decisión desagradable, también, para el independentismo catalán.

Pablo Casado, aprovechó un homenaje a dos víctimas de ETA para criticar este jueves el traslado de dos reclusos etarras a una cárcel vasca tras acceder al tercer grado. «Nos vamos a oponer frontalmente. Es una contraprestación a una moción de censura vergonzante».  Pero el Aznar Chico no contó con Consuelo Ordóñez, hermana del concejal del PP asesinado por la banda en 1995. La señora Ordóñez le leyó severamente la cartilla: «Se ajusta a la ley. No nos oponemos». Tres cuartos de lo mismo ha declarado la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Desautorizado, pues, el argumentario que obscenamente han repetido los jerarcas del PP. Desautorizado, además, por los que siempre consideraron la joya de su corona. PP y Ciudadanos o «el lagarto está llorando, la lagarta está llorando, han perdido sin querer su anillo de desposados».

Trapero, a su vez, rompe amarras. Lejos están los tiempos en que el mayor asistió a una poco inocente velada en Cadaqués hace ahora dos años. A su vera estaban Puigdemont, la musa del independentismo que ofició de anfitriona. Lejos están aquellos tiempos, digo. Trapero se encuentra ahora entre la espada y la pared. En eclipse de Luna. Pero con la suficiente lucidez para dar un sonoro portazo. No es el caso de la musa del independentismo: el hombre de Waterloo le ha ofrecido ser candidata a la alcaldía de Barcelona. 

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