Hace
pocos días se conmemoraba en este blog el setecientos aniversario de la muerte
del más grande florentino de todos los tiempos pasados y presentes. Dante Alighieri, poeta. Padre de Italia, padre de Europa.
La
ola de gilipollescencia de los dandis y snobs de secarral que recorre Occidente
la ha tomado ahora con Dante. Sabíamos que La Divina
Comedia estaba en lista de espera para ser atacada por los talabarteros
de lo políticamente correcto, que es una de las expresiones más cretinas del
populismo nihilista de algunos movimientos de estética estúpida. Son los mismos
que la tomaron con Shakespeare por haber
retratado a unos personajes venecianos como un usurero judío y un moro, que lo
pintan más negro que el carbón. Luego, según esos pisaverdes, Shakespeare era
un xenófobo y, en el caso de Otelo, algo peor.
Son
los mismos que han arremetido contra una poetisa blanca «no binaria» por haber
traducido los versos de una negra y «binaria».
No
tardará mucho en que alguien intentará hacer trizas La
Santa Cena (Leonardo) por considerar que el cuadro no respeta las cuotas
de género. Que ustedes se lo tomen a chacota no empece que haya gente que haya
construido sus entendederas con unos extraños materiales no resistentes al razonamiento.
Materiales preocupantes.
Que
haya cuadrillas que piensen de esa manera hay que entenderlo con resignación.
Este es un país libre. El problema aparece cuando –estamos hablando del caso de
Dante-- la Editorial neerlandesa que ha
reeditado La Comedia ha permitido que el traductor eliminase todas las
referencias a Mahoma, tratado en la obra tan inamistosamente como el Papa de
Roma Bonifacio VIII, llamado «cloaca». Lo que a un servidor le parece una actitud
estúpida por parte del trujimán y –de consuno con la editorial-- una violencia sin justificación contra el
poeta y el poema; de hecho, contra la cultura Occidental. Es la censura que
intenta ser benevolente y, en fondo y forma, es un acto de autoritarismo.
Post
scriptum.--- Hay cosas que no se entienden.
Leo en la prensa: «Los septuagenarios españoles quedan rezagados de la vacunación».
Explicación: están aguardando que acabe la inmunización de los mayores de 80
años. Pero están viendo que empieza la de los menores de 65 años. Dispensen mi opinión
corporativamente interesada: esta es la lógica del «Era de noche, y sin embargo
llovía». Nada que ver con el apotegma de don Venancio:
«Lo primero es antes».
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