sábado, 26 de octubre de 2019

Negacionismo sobre el Funeral, que no fue de Estado




Nos dicen que la fiesta fue por todo lo alto: el Ateneo Español de Ciudad de México estaba atestado de veteranos españoles que celebraron por todo lo alto –champagne a discreción--  la exhumación de la tristemente célebre momia. Ahí los pueden ver en la foto. Previamente aprobaron un sobrio comunicado  Exhumación de Francisco Franco del “Valle de los Caídos” donde expone sobriamente la satisfacción de los socios sobre dicha cuestión. Lo compartimos plenamente.

Pero en la viña del señor no todo es mesura y ponderación. Las derechas han reaccionado con renovado tenebrismo. Josep Ramoneda, hoy en El País (Cataluña), nos dice: «Las acusaciones de electoralismo forman parte del pobre arsenal dialéctico del discurso negacionista». Lástima que, desde algunas islas de la izquierda, se haya coincidido con tan paupérrimo planteamiento. Pablo Iglesias, el Joven, ha insistido ad nauseam en las acusaciones de «electoralismo», celebración de un «funeral de Estado» y otras exageraciones, hechas adrede, con ese estilo que tiene de exportar sus angustias a quienes le oyen. Nada que ver con la mesura de nuestros ancianos del Ateneo de Ciudad de México. Nada que ver con la resolución más ponderada de Izquierda Unida: quien tuvo retuvo.

Hablar de funeral de Estado me parece una hipérbole caballuna. Como la extremosidad verbal de afirmar que «Se ha permitido la presencia de ultras con Tejero a la cabeza en el acto». El primer dirigente podemita se preocupa por la presencia de cien ultras dando voces. Y no refiere que la policía impidió que Tejero se saliera con la suya.

Vamos a preocuparnos de cosas serias. Nos dice Metroscopia que el 48 por ciento de los encuestados están a favor de la exhumación de Franco y el 38 por ciento en contra. Son números preocupantes en el caso de ser rigurosos. Sea como fuere, los resultados de la encuesta sugieren no pocas reflexiones de gran calibre. A saber, ¿qué eficaz pedagogía es necesario poner en marcha para que los valores democráticos amplíen su diapasón?

Tengo para mí que las nuevas generaciones ven el franquismo y la Dictadura con tanta lejanía como las guerras carlistas. En el mejor de las casos como un capítulo más de los libros de historia, y en el peor de ellos como las batallitas del abuelo Cebolleta. De ahí que un servidor entienda que la manera más eficaz (o, al menos, una de ellas) de revisitar la Historia es relacionando los valores democráticos con las conquistas progresistas que se siguen necesitando en España. Políticas progresistas que, para la izquierda, deben vincularse en la centralidad del trabajo. Del trabajo que cambia. Para ello, tal vez, sirva el consejo de Mefistófeles, esto es, «avanzad por la ruta del pensar».  De pensar con punto de vista fundamentado.

No hay comentarios: