jueves, 10 de octubre de 2019

Las deposiciones de Toni Comín



Toni Comín –noctívago hasta la madrugada y  contumaz pijo diurno, curiosa mezcla de niño bitongo y niño litri--  ha hecho unas declaraciones a El Periódico que casan perfectamente con ese simbolismo vacío del que habló hace pocos días Oriol Junqueras (1).  Comín, doctor spin del hombre de Waterloo, ha recorrido la mayoría de las fuerzas políticas catalanas hasta encontrar la verdad revelada de la única religión verdadera: el soberanismo milenarista, ya que fuera de él no hay salvación.

Este caballerete niega que en España exista democracia. Por lo que arremete contra el Estado que –autoritario, según Comín--  permite que sus deposiciones aparezcan en el rotativo barcelonés. Explicación: la fe está por encima de todo. Y, como dijo un antepasado del mozo, cree «porque es absurdo».

Deposición principal: hay que provocar el «desgaste económico del Estado». Y, para ello, llama indirectamente a una huelga nacional indefinida. Contra ella el Estado no puede nada, ya que no tiene instrumentos para reprimir e impedir que millones de personas se nieguen a ir al trabajo. Comín, que se ha criado bajo los pechos de ESADE, debe creer firmemente que la realización de esa quimera no afectaría en nada a Cataluña; pero si en algo pudiera molestar, la independencia requiere esos sacrificios. No se olvide que los antiguos ascetas se ganaban el cielo propinándose fuertes latigazos con el cíngulo redentor. Pero nuestro hombre no es exactamente un asceta sino un místico, porque los vergajazos se los pegan los demás. Él seguiría cerca de Waterloo a qué quieres, cuerpo.

En resumidas cuentas, este caballero es una demostración palpable de hasta qué punto la fe, según qué circunstancias, puede hacer estragos en el colodrillo.  Por no hablar del hombre de Waterloo, su jefe, que ha comparado recientemente la Unión Europea con Corea del Norte. Loco de atar.


No hay comentarios: