Leo y transcribo lo que dice Paco
Rodríguez de Lecea en su entrada
de hoy:
«La noticia me ha dejado estupefacto. Todos los días, después de que
el carillón del Ayuntamiento de Vic (Osona) ha dado las campanadas correspondientes
a las ocho de la tarde, se difunde por megafonía municipal la consigna
siguiente (traduzco del catalán): «No normalicemos la
situación de excepcionalidad y urgencia nacional. Recordemos cada día que hay
presos políticos y exiliados. No nos desviemos de nuestro camino: la
independencia de Catalunya.» (1).
Y entonces me he acordado de la película “Una jornada particular”,
dirigida por Ettore Scola, protagonizada por Sophia Loren y Marcello Mastroianni.
6 de mayo de 1938. Roma se
prepara para la llegada de Adolf
Hitler, en visita oficial a Mussolini. Esta atmósfera opresora se siente en todos lo
rincones de la ciudad. En un pequeño piso, Antonietta, una hermosa mujer
agobiada por varios embarazos, está esperando el regreso de su marido, un
fascista fanático que presencia la visita histórica del Führer. El destino de
Antonietta se cruzará con el de su vecino, Gabriele, un locutor de radio, que
ha sido despedido por homosexual. Es el punto de partida de una jornada
particular... Llena de emociones y confidencias.
Atmósfera opresora: durante
toda la película se escucha la voz, que un altavoz amplía, convocando a toda la
ciudad a recibir al Führer. Roma hace
ochenta años.
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