jueves, 30 de agosto de 2018

Torra desprecia a Fontana




Josep Fontana de cuerpo presente. En ningún momento Quim Torra y sus monaguillos acudieron a presentarle sus respetos. Los diversos negociados de la Generalitat dijeron llamarse Andana. Algunas almas de cántaro se han escandalizado por el ninguneo de las autoridades al intelectual más brillante y universal de Cataluña. Una afrenta a la persona, a la comunidad académica y a la izquierda. Las almas de cántaro todavía no han caído suficientemente en la cuenta de que Torra ha aplicado al maestro Fontana la doctrina Bilardo:  «al enemigo, ni agua». Fontana no fue un escriba sentado, un historiador subvencionado. Fontana pensaba con su cabeza, no a través del fondo de reptiles de las covachuelas del Palau de Sant Jordi y sus franquicias.

Torra estaba en lo suyo. En sus propias ensoñaciones: redactando –dicen sus paniaguados--  su próxima conferencia donde uno de los ejes centrales seguirá siendo que no aceptará las sentencias de los tribunales. Eso sí, se cubrirá las espaldas no diciendo de qué manera.

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