viernes, 29 de septiembre de 2017

Economía real y política de campanario



Comentábamos ayer la fusión de Siemens y Alstom. El anuncio de esta operación provocará sin duda la reacción de CAF, que ya está explorando fusiones y compras en China e India. Simultáneamente –informa La Stampa— Stx (francés) y Fincantieri (italiano) han acordado fusionar sus grupos de construcción naval civil y militar. 27.000 trabajadores y 36.000 millones de euros anuales de negocio. De un lado, una Europa políticamente enferma y, de otro lado, el mundo empresarial que reacciona agrupando sus firmas.

Más madera: la opa de Atlantis sobre Abertis sólo está pendiente de la aprobación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores; así mismo, todo indica que Amazon, tras comprar Woole Foods por 13.000 millones de dólares, se está planteando la compra de Carrefour, la segunda cadena de distribución del mundo.

Como puede verse  estamos en plena convulsión de concentración de capitales donde quien no corre está volando. Es lo que hemos dado en llamar, en el libro “No tengáis miedo de lo nuevo”, la fase de reestructuración e innovación de los aparatos productivos y de servicios. En realidad, de toda la economía.

Ebullición, pues, de los operadores económicos y parálisis de la política. Se trata de una asimetría descomunal, posiblemente la mayor de la que recuerde un servidor. Es más, ni siquiera la política registra estos grandes movimientos. La política se ha convertido en un sujeto autista y, dentro de ella, la izquierda exhibe una desnudez preocupante. Es la izquierda de los campanarios que, con movimientos tartamudos, se ha instalado en su parábola descendente. Tres cuartos de lo mismo se diría de la Confederación Europea de Sindicatos que «no sabe, no contesta», instalada en un proceso griposo, que ya dura demasiados años. Y que ni siquiera cae en la cuenta que, de vez en cuando, necesita tomar una fuerte dosis de aceite de hígado de bacalao.

Moraleja. El coro de Jardineros del Fausto de Goethe cantaba algo que puede ser una recomendación para las izquierdas: «Con las rosas se puede hacer poesía / las manzanas se tienen que morder.», según dejó traducido exquisitamente el maestro José María Valverde.



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