Al independentismo catalán le salió
ayer una roncha de grandes proporciones: la declaración de Urkullu en cierto
diario de ámbito español. Traerá cola,
sin lugar a dudas.
“En un
mundo globalizado, la independencia es imposible”, ha dicho el lehendakari. Lo
dice quien conoce el paño. Ciertamente el mojicón que han recibido el
presidente de la Generalitat y sus msoveros es considerable. No podrán decir
que ese sartenazo venga de los enemigos de Cataluña. Desde luego, podemos sacar
muchas virutas de las declaraciones del lehendakari vasco. Por ejemplo, que los
dirigentes del independentismo catalán están fuera de la realidad del paradigma
de la globalización. Y que, por ello, la acción política que emprenden no lleva
a ningún puerto. Mientras tanto, el «coste de oportunidad» de dicha acción
política se va incrementando a marchas forzadas. Vale decir que el lendakari no
se ha ido con paños calientes: ha utilizado un lenguaje contundente, sin
metáforas de cortesía. Eso sí, se ha permitido llamar indirectamente
decimonónicos a sus colegas catalanes. Algo insoportable para éstos. En
concreto, ha venido a decir que, para determinadas aventuras políticas, no
cuenten con él. Mazazo, pues, en las covachuelas del Palau. Asentando más el
clavo: el PNV no es un aliado del independentismo catalán.
Post scriptum.-- De momento Europa ha amanecido un poco mejor
que ayer. Austria nos ha aliviado un poco.
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