(Una brevería)
Millones de personas acudirán a
las elecciones sabiendo que: a) a su opción de voto no será suficiente para
formar gobierno en solitario; y b) por lo tanto será necesario un pacto con
otra formación. Otros millones de personas saben efectivamente qué alianza
propone su partido preferido. Por lo tanto, entiendo que en estos comicios, que
están a la vuelta de la esquina, hay ciudadanos más informados que otros, y no
por culpa de ellos.
Hasta la presente el PSOE y
Ciudadanos guardan celosamente el secreto. Naturalmente, cada cual gobierna los
asuntos de su casa como cree conveniente. Y todo indica que la cicatería
informativa forma parte de los artificios de las campañas electorales. Allá
cada cual con sus tácticas de campanario.
Tengo para mí que se pueden
argüir dos motivos para exigir que cada partido en liza ponga al corriente de
su electorado una cuestión tan relevante como la de los pactos de gobierno. En
primer lugar, el deber que cada partido tiene ante su electorado de que el
conjunto de los votantes –propios o incluso ajenos-- esté igualmente informado.
En segundo lugar, porque estas elecciones tienen un cierto carácter de “segunda vuelta” tras el coitus interruptus de las anteriores. Es
decir, el 26 de Junio se aproxima a un ballotage.
No digo que lo sea, sino que se aproxima.
De donde infiero que, estando así las cosas, me parece que es un deber de cada
partido decir con quién quiere dirigir la vida política e institucional del
país; y, de la misma manera, es un derecho de cada votante saber, de antemano,
esa preferencia.
En los próximos días o se aclara
el asunto o aparecen metáforas para no decir a las claras lo que se piensa.
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