En la foto, José Luis López de Lacalle
Hoy ha sido recibido en el
Parlament de Catalunya Arnaldo
Otegi por la presidenta Carme
Forcadell. Si un servidor estuviese en dicha casa, aunque fuera de
bedel, me iría a mil kilómetros para no sentir malos olores. Pido excusas por
el tópico: ni olvido, ni perdono. El caso es que dicho caballerete visita el
Parlament sin haber pedido perdón a las víctimas de ETA ni haber declarado
públicamente que la sangrienta actividad de esa banda criminal no tuvo
justificación.
Siempre me conmovieron las personas que fueron
acribilladas, frecuentemente con un tiro en la nuca, y espero que me comprendan
todos ustedes si firmo que la que me sumió en una enorme tristeza fue la de José Luis López de Lacalle a quien conocí muy
directamente (1). López Lacalle fue
padre fundador de Comisiones
Obreras, un
sindicalista templado; querido y respetado por sus compañeros de trabajo. Era
implacable contra ETA. Fue uno de los primeros que se tiró a la calle –junto a
mis amigos Ramón Ormazábal, Tomás Tueros, David Morín …-- contra el terrorismo, convocados por el
Partido comunista de Euskadi, en manifestaciones que congregaban a cuatro y el
cabo. Era cuando en el País Vasco había mucho silencio. No, no eran unos
suicidas sino sembradores de esperanza.
López de Lacalle, mi amigo,
recibió un tiro el 7 de mayo de 2000 en la puerta de su casa. Tenía 62 años.
¿Su ´delito´?: defender la paz y la democracia. Gracias a mi tocayo José Luis,
este Otegui pudo visitar ayer el Parlament de Catalunya. Y ser agasajado por
quienes le dieron la mano.
Ustedes dispensen: un servidor
no se habla con aquellos que tienen el cerebro en poder del gatillo de las
pistolas.
1 comentario:
Completamente de acuerdo, amigo y compañero. ¿Dónde está nuestro partido que condenaba esos actos?
Publicar un comentario