jueves, 20 de febrero de 2020

Kropotkin y las sectas del independentismo




Hay sectas cuya capacidad de resistencia es casi infinita. No les importa tanto el número de sus asociados como el objetivo final. Con todo, preferirían que nunca se consiguiera dicho objetivo pues, de ese modo, siempre perdurará la secta. Que puede ser religiosa, política o de cualquier otro tipo.

El independentismo no es una secta, aunque tenga elementos directos y colaterales con tales grupúsculos. Pero, lo mismo que digo una cosa, digo la otra: el independentismo tiene sus sectas. Estas mantienen un vínculo antropológico con la Casa Grande y sus relaciones más o menos explícitas con ella. Pongamos que hablo de lo que podríamos llamar Secta Meridiana del Independentismo.

Son cuatro y el cabo que, desde hace 120 noches, paralizan el tráfico en la Avenida de la Meridiana de Barcelona durante tres horas. Religiosamente, haga frío o calor; místicamente, diluvie o llueva lentamente; puntualmente, con la disciplina que el de Loyola atribuía a los cadáveres. Es la fe de los puros. Es la mística de lo inalcanzable.

¿Sus objetivos? Se han ido descoloriendo con el paso de las noches y las sucesivas martingalas de los gerifaltes del procés. Ahora solo importa el hecho en sí, lo que antiguamente se  llamaba la propaganda por el hecho. «Vale más un acto que mil panfletos», exigía Kropotkin. Ni siquiera importaría ya el objetivo, el para qué. Solamente el auto sacramental de estar juntos unos cuantos. Con lo que los cortes de tráfico durante tres horas se han convertido en un rito grupuscularmente eucarístico, que a quien molesta de verdad es al paciente vecindario. Son las patologías del independentismo. 

En mi opinión, hasta los toros de Guisando tienen más comedimiento que estos sectarios. Que son incapaces de pensar que determinadas formas de acción, cuando molestan y agreden a una parte considerable de la ciudadanía, se te ponen de frente y de hipotéticos aliados se convierten en adversarios. En todo caso digamos que no son los únicos; esa disparatada forma de lucha está muy extendida.   




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