jueves, 28 de noviembre de 2019

Los CDR se suben a los faldones de ERC




Cuando un partido político tiene autoridad –más allá de su fuerza organizada e institucional--  no hay bicho viviente serio que le amenace. Puede (y debe) ser criticado, pero no amenazado. A menos que quien lo haga no tenga los tornillos bien ajustados en la sesera.

Esquerra Republicana de Catalunya ha sido, desde hace meses, amenazada por los aguerridos mesnaderos de Waterloo, esto es, los llamados comités de defensa de la república. Los de Junqueras han sido amenazados y anteayer mismo agredidos. La sede del partido republicano fue ocupada por un pelotón de escuadristas, exigiendo “ningún pacto con el Estado”, “ninguna negociación con quien reprime y castiga a nuestro pueblo”. 

Esta ´acción  reivindicativa´  tiene un sabor puigdemontesco. Todo indica que el grupo de enlace (grup d´ enllaç) entre Waterloo y los CDR estaba al tanto de todo ello. Nadie se cree que las brigadas de calle tengan autonomía. Por lo que estamos ante un movimiento autorizado. Cuyo objetivo es claro, acollonar a ERC, sabiendo que tiembla antes de que sople la tramontana. Waterloo y sus hijuelas saben que los republicanos son extremadamente débiles consigo mismos y con el resto del mercat de Calaf independentista. Por lo tanto hay que recordarle de vez en cuando que no está permitida la traición a la famiglia. Delito de lesa patria. Y sus dirigentes son enviados al Círculo Noveno donde el más grande florentino envió a los traidores. Lo chusco del asunto es que, fracasado el procés en su movilización contra el Estado (sic), ahora el punto de mira de los independentistas milenaristas se dirige contra un sector de los suyos.

Un partido, firme en sus convicciones, no es amenazado. A menos que quien lo intente esté en manos del loquero de guardia. Así pues, el aguerrido pelotón –mitad Puigdemont, mitad Torra--  se le ha subido a los faldones a ERC sabiendo que le hace mella. En conclusión, todo lo que haga ERC está bajo sospecha de que, en media hora, puede hacer lo contrario. Ahora bien, cabe otra posibilidad: que en realidad ese partido sea un jardín de infancia y que la cosa le venga muy ancha. Es decir, que quien tiene los dientes de leche no puede competir con los colmillos retorcíos. De ahí que, para no infundir sospechas de rendición, participe en la mandanga del lunes pasado: volviendo a la carga con la votación en el Parlament sobre la autodeterminación. (Me fue antipática la postura de los Comunes con su abstención, dejando en mal lugar a Pablo Iglesias el Joven, que –al igual que otros--  cuenta también con sus propios francotiradores). 

Continúa el suspense. Mucho se juega ERC en toda esta historia. O repite la operación de Heribert Barrera apoyando a la derecha pujolista  o corrige su, hasta la presente, confuso cuaderno de bitácora. 

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