sábado, 22 de septiembre de 2018

Casado, el Aznar Chico




Algunas amistades letraheridas me dicen que no afino suficientemente la puntería cuando establezco una relación de subalternidad de Pablo Casado con relación a José María Aznar. No descarto que tengan razón. Prometo hilar más fino en lo sucesivo. Mientras tanto insistiré en el vínculo que creo ver entre ambos, tiempo habrá de darle una mano de pintura al nexo entre ambas «vidas paralelas».

De momento diré que Casado se ha orientado a una relación con los gobiernos austríaco y húngaro. El primero bajo sospecha de autoritarismo; sobre el segundo pesa una advertencia muy severa del Parlamento europeo y de las autoridades comunitarias por su política contra las libertades y las políticas migratorias. Las recientes declaraciones de Casado en el extranjero han sido de comprensión con los gobiernos austríaco y húngaro. No hay xenofobia en las autoridades húngaras, ha dicho este compulsivo Casado. Unas palabras que han provocado estupor en las cancillerías europeas, me dicen personas allegadas a los altos recovecos europeos.

Aznar, en su día, prefirió aliarse con los grandes jerarcas atlantistas frente a Europa. En las Azores dejó memoria amarga de él. Por cierto, es chocante que en la reciente comparecencia del caballero ninguno de sus interpelantes le recordara que Bush y Blair se habían retractado públicamente de que tenían información solvente de que Irak tenía armas de destrucción masiva para justificar la guerra.

Decimos que Aznar prefirió la relación con los jerarcas de la galera belicista. Ahora, Casado –el Aznar Chico— se orienta hacia una anti Europa, que –todo hay que decirlo--  es también un giro con relación a Rajoy. Paradojas de la vida: en esto recuerda las carantoñas de Carles Puigdemont con otros ultraderechistas. O sea, se plagian mutuamente.

Amigos, letraheridos: ¿dónde están mis exageraciones?



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