domingo, 26 de enero de 2020

La disputa en Cataluña del mundo económico




Cataluña sigue siendo un mar de confusión. Por si faltaba poco dos instituciones económicas se están tirando los platos a la cabeza: la organización empresarial Foment del Treball y la Cámara de Comercio. Volveremos más adelante sobre este particular.

Mar de confusión: un presidente que está en entredicho legalmente, una casi inexistente acción de gobierno, ásperas relaciones entre los partidos independentistas que forman un gobierno más aparente que real y toda la pesca en constante turbulencia. O se va a elecciones como primera hipótesis de clarificar las cosas o seguirá esta contraproducente rutina. He dicho ´primera hipótesis´ --y no certeza--  porque el resultado de tales comicios no sería garantía de que Sísifo reanudara la cuesta.

Mar de confusión. Ahora, para no defraudar  a nadie, Fomento y la Cámara vuelven a la carga de sus viejas enemistades de antaño. Fomento, vieja organización empresarial catalana (adherida a CEOE), completamente hostil al independentismo; la Cámara, organización que recientemente se convirtió en el sagrario económico del independentismo, tras el asalto de un grupo de operadores a la institución utilizando  el viejo método del «aprovechamiento de las posibilidades legales», la única operación ´inteligente´ de los nuevos  reaganomics de Waterloo. La una y la otra se disputan la hegemonía en el terreno económico.  Y muy en especial quién lleva la voz cantante en toda la gran cuestión de la política de infraestructuras, agravada ahora por los destrozos del Gloria en el litoral. Agria disputa en la que han intervenido los sindicatos. Pacheco y Ros ha tomado posición, y aproximadamente han dicho, sin ambigüedades, que la Cámara se meta en sus asuntos. Así sea.

Como es natural Torra, siempre renuente a tomar los aperos de la labranza, apoyaría a la Cámara y ampliaría sus prerrogativas en una futura ley de Cámaras de Comercio de Cataluña.  Esta institución, históricamente orgullosa de sus atribuciones, hoy hace cola en el abrevadero.  Ahora, a la búsqueda de «los dineros del diablo».      

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