martes, 6 de marzo de 2018

El demonio está dentro de las feministas




 «El cardenal-arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha dicho que María de Nazaret habría estado a favor de la huelga del próximo día 8. Siendo quien es el declarante, seguro que sus fuentes son fiables. Se trata, sin duda, de un refuerzo importante a favor de las mujeres. Monseñor casi lo estropea después, al dar explicaciones. Asegura, por ejemplo, que «la valoración más preciosa que se puede hacer de la mujer está en la Virgen María», opinión que me parece pelín sesgada hacia sus intereses llamémosles profesionales; y realizó su portentosa declaración en un acto de presentación de un libro sobre el Opus Dei». Nos lo dice Paco Rodríguez de Lecea en su blog Punto y Contrapunto (1).


Sin embargo, el Obispo de San Sebastián es de otra pasta, se diría que de la orilla de enfrente. Se llama José Ignacio Munilla. Y ha declarado bombásticamente que el demonio está en el interior de las feministas. El mosén tiene una lengua ferozmente viperina. Más todavía, ha reiterado que «el aborto se ha convertido en un "genocidio femenino"». 

Aparentemente ambas declaraciones parece que se dirigen a un contexto, concretamente el 8 de Marzo, su explosión reivindicativa y la preñez de futuro que encierra. Sólo aparentemente. En realidad ambas declaraciones van más allá. De hecho, entiende un servidor, son la expresión de las relaciones de poder en el interior de la Iglesia católica, apostólica y romana. El de Madrid representa los sectores moderados que tienen una actitud de conllevancia y contemporización con la democracia; el de San Sebastián representa el populismo tenebrista de quienes pretenden que el Sol vuelva a girar alrededor de la Tierra y que la democracia sea la criada de la Iglesia (philosophia ancilla theología est). El de Madrid se orienta a alistarse en las filas del papa Francisco; el donostiarra le pega a Bergoglio una coz en el cielo de la boca.  Con lo que la fe del carbonero se queda atónita, sin saber a qué atenerse.

Bienvenidas ambas declaraciones: la del mitrado madrileño que apoya la movilización; también la del ultramontano donostiarra que, alabando el buen gusto y la ubicuidad del demonio, que está en el interior de las mujeres, publicitan el día 8 de Marzo malgré luí. Aleluya, aleluya. El mitrado donostiarra está haciendo un servicio inestimable al 8 de Marzo. Lo que me permite evocar una anécdota de cuando yo era niño chico.

Se iba a estrenar en Santa Fe, capital de la Vega de Granada, la película Gilda. Carteles y prospectos con la cara de Rita Hayworth, que nosotros pronunciábamos adecuadamente: Rita Jaivo. El señor cura, don Francisco Gómez Polo, tronaba tonante desde el púlpito: «Que no vayáis al cine de Benítez, esa película es gravísimamente peligrosa. Ella sale en cueros vivos». Lo cual se corrió por las tabernas como la pólvora. Lleno hasta la bandera. Mi padre, joven tarambana local, propalaba que Benítez había untado al párroco con tanta contra--propaganda. Nunca dijo ´presuntamente´  porque en aquellos tiempos no se estilaba.

  


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