Homenaje a Miranda, afamado humorista gráfico granadino.
Tras la primera sesión de la investidura
fallida del hombre de Pontevedra, el gobierno en funciones hace la propuesta de
que el ex ministro Soria
ocupe un alto puesto en el Banco Mundial. O sea, de las sentinas del chinchorro
patrio al aparente chanel número 5 de los organismos trasnacionales. Pobre venganza, ciertamente.
No hace falta estar en el primer
curso de silogística de Aristóteles para llegar
a las siguientes conclusiones. Primero, el Partido Popular tiene una peculiar
manera de entender la lucha contra la corrupción, vale decir, está en contra de
la de los demás y a favor de la suya; Segundo, le envía este mensaje a
Ciudadanos: si no te tragas esta píldora tengo otras más en el capacho.
Tercero, si nuestro Soria dimitió en
base a los «intereses de España», ello
no impide que represente los del Banco Mundial. Podemos intuir, no obstante, de
qué manera, habida cuenta de la biografía del propuesto.
Que el Partido popular –y en
este caso el Gobierno-- consoliden su
mala fama en el interior es sabido. Ahora bien, que haga ostentación de la
misma en las superestructuras mundiales es algo más que preocupante. Y sobre
todo expresa su ignorancia sobre la suspicacia de estos organismos con todo lo
que viene de España tras la inútil gestión que Rodrigo Rato hizo de su estancia en el FMI; una
enorme suspicacia consolidada tras el descubrimiento de las malas artes de don
Rodrigo desde que le salieron los dientes de leche. En suma, la propuesta de
marras afianza la mugrienta estampa de esa gilipollescencia que se ha dado en
llamar «marca España»: una rara avis que tiene como heraldo al partido del
gobierno, que es carne de juzgado.
Podemos suponer que la propuesta
de nombramiento ha ido acompañada de una justificación de las virtudes que adornan
a este Soria. Deberían exponerse para el conocimiento del público y, además,
para tranquilizar a voces importantes del Partido Popular que afirman «haber
sentido vergüenza ajena». Porque podría ser que, a falta de elementos políticos
positivos, este caballero tuviera una formación académica que desconocemos el
resto de los mortales. Sin embargo, nadie de los suyos ha mencionado los
saberes de este Soria, pues tanto doña Soraya como Guindos,
preguntados por las razones de esa propuesta, han afirmado que Soria «no ha
robado». Es indudable que la respuesta no resiste la prueba del algodón, pero
en ningún caso mencionan el talento del hombre de Panamá. En esas condiciones
cualquier pepero que no sepa hacer la o con un canuto podría ser candidato a un
alto puesto del Banco Mundial.
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