Hay sobrados motivos para
afirmar, sopesando mucho las cosas, que en Cataluña se ha entrado en una fase
de degeneración. No era inevitable, pero Artur Mas El Empecinado chico, se ha empeñado en ello.
Primer tranquillo
Ayer mismo este Mas ideó algo
tan insólito como extravagante: invita a Esquerra republicana, tras la enésima
negativa de la CUP a investirle, formando un gobierno de «concentración
nacional». De esa manera el gobierno en
funciones de la Generalitat tendría una metamorfosis inédita en la historia de
los gobiernos que han sido. Desesperadamente grotesco. Los republicanos que, hasta la
presente, han medido templadamente sus palabras han respondido por boca de Junqueras así: «No, eso es
un fraude al electorado». De donde sacamos esta lógica inferencia: Mas maneja
el fraude, al menos en este caso, que no es de menor importancia.
Segundo tranquillo
Pero en los dos últimos días se
han producidos llamativas novedades que indican hasta qué punto la personalidad
política del rey Arturo ha entrado en una etapa que no había previsto él mismo.
A saber, la división en el soberanismo catalán ha pasado de las redes sociales a
la calle. Veamos.
Ayer tuvieron lugar dos
manifestaciones de signo opuesto. Una para exigir a “los partidos” –léase Junts pel Sí y la CUP-- que llegaran a un acuerdo de investidura.
Otra por la misma CUP con la exigencia de que Mas se quite de en medio. A la misma
hora y casi en el mismo lugar: la Plaza de la Catedral de Barcelona. Que a ambas
manifestaciones acudieran cuatro y el cabo, expresa –en aproximada hipótesis—que
la dividida familia soberanista está hasta el cielo de la boca de Mas, sus
costaleros y del problema que se ha creado.
Oído al dato: la Asociación Súmate, un grupo de
castellano-parlantes,se ha reunido con la CUP, concluyendo
que el caballero debe dar un paso atrás. Así pues, las grietas en Junts pel Sí ya no
vienen de sus adversarios sino de sus propios allegados.
Otra cosa: No es oro todo lo que
reluce en Esquerra. A la voz de quienes, desde su grupo dirigente, han
planteado abiertamente que Mas se retire, se han unido los grupos municipales
de dicho partido en L´ Hospitalet y en la joya de la corona, Sant Cugat.
Decididamente parece obvio que
el astuto Empecinado es ducho en romper tantas familias que no se para ni en la
suya propia.
Tercer tranquillo
¿Podemos convenir, pues, que ya
está vendido todo el pescado? No,
todavía queda un cuarto de kilo de japutas –otros las llaman palometas-- en el
mostrador de la pescadería, aunque ya empiezan a tener un cierto olor, «y no a
ámbar», como dijo el Caballero de la Triste Figura en los Batanes.
Las japutas estarán en su lugar hasta
la madrugada del lunes. Siempre es posible un artificio de última hora.
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