jueves, 27 de diciembre de 2018

Bien, Antonio Maíllo




Leo en los papeles que Antonio Maíllo (Adelante Andalucía) ha rechazado la invitación de que su grupo forme parte de la Mesa del Parlamento andaluz. Me parece lo adecuado. La propuesta venía de Ciudadanos,  que ha pasado del vade retro a la ultra derecha a disfrazar el blanqueo –esto es, permitir la entrada de Vox  en la Mesa--  con la martingala  de que Adelante Andalucía estuviera en dicho organismo.

Ciudadanos quería tranquilizar a un sector de sus votantes, no incomodar demasiado la imagen de Manuel Valls, aspirante a la alcaldía de Barcelona –poco amigo de los chicoleos con la ultraderecha— y no disgustar al grupo europeo de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa (ALDE), muy reticente a los acuerdos con los ultras. La negativa de Adelante Andalucía al cambalache, además de justa, pone al descubierto el camaleonismo de los de Rivera. Y, sobre todo, la distancia considerable entre los liberales europeos y  sus hijastros  españoles.

Albert Rivera o «lo que natura no da, Salamanca no presta».   

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