miércoles, 5 de diciembre de 2018

A Susana Díaz y Pablo Iglesias respetuosamente




1.-- Susana Diaz debe hacer un gesto lo suficientemente rotundo para paliar las consecuencias del desastre electoral que las elecciones andaluzas han supuesto para las izquierdas, y también para que tales consecuencias sean lo menos terribles para el proceso electoral que está a la vuelta de la esquina. También debería hacerlo el tándem Teresa Rodríguez Antonio Maíllo.

Se precisa un gesto audaz de altos vuelos políticos.  No es la hora de la exasperación, ni de una retórica resistencia. La presidenta en funciones de la Junta de Andalucía debería propiciar el cambio en su propio partido. Con ella al frente es dudoso que el PSOE pueda frenar la parábola descendente que se consolida desde 2004. Sin ella no hay certeza de cambio eficaz y remontada gradual, pero sí es una hipótesis.  Nótese la diferencia entre certeza e hipótesis. Con la hipótesis hay una posibilidad, aunque lejana. Pero posibilidad al fin y al cabo. ¿De qué? De intentar una combinación de gobierno que no ofrezca protagonismo al Partido Popular, ni a Vox. De, mientras tanto, discutir a fondo qué proyecto y con qué realista trayecto se ofrece al pueblo andaluz.

2.--  Entiendo que Pablo Iglesias ha perdido una oportunidad de oro. Le ha faltado pedagogía, esa pedagogía que brillantemente sugiere en el libro Nudo España en conversación con Enric Juliana. Cuando han salido a las calles andaluzas miles de estudiantes en protesta por los resultados de las derechas, incluidas las más extremas,  Iglesias tendría que haber alzado la voz y enseñarles que «eso, antes». Que no vale lo de «a toro pasado todos somos toreros». Que la movilización se hace antes, antes, antes. Que hay que votar.



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