domingo, 26 de noviembre de 2017

El independentismo por encima de sus posibilidades



Tras la derrota del independentismo catalán, algunos de sus dirigentes políticos están hablando ya de «nueva hoja de ruta».  Este recurrente término, nueva, suele ser con excesiva frecuencia un artificio retórico para encubrir que la masa no está todavía en el horno. O que se recurre a ella sin saber con qué relleno hay que adobar el asunto. Algo así como los polvos de la madre Celestina. En definitiva, la Primera Venida, que pronosticó Joaquín de Fiore, ha fracasado. ¿Dónde quedó el famoso «nos vamos, nos vamos», que exhibieron machaconamente dos pintorescos diputados en el Congreso?

 

¿Nueva hoja de ruta? ¿Cuáles son sus objetivos mediatos, cuáles los inmediatos? Los líderes que en la vieja han fracasado estrepitosamente ¿están en condiciones para darle al timón un giro de 180 grados? No parece que el provincianismo que han exhibido sus grupos dirigentes esté capacitado para abordar una rectificación del cuaderno de bitácora del independentismo, a menos que ese giro sea algo así como un parche sor Virginia.

Y, sobre todo, no se puede pasar a otra fase –saltar de la vieja a la nueva hoja de ruta--  sin analizar a fondo las causas del fracaso. Hasta la presente todo el razonamiento ha sido de carácter exógeno: la culpa la tiene el maestro armero, pasando de soslayo por las responsabilidades endógenas, propias. Así pues, cuando el independentismo ha puesto bajo arresto domiciliario la unilateralidad se hace imprescindible concretar las paredes  maestras de la «nueva hoja de ruta». Sin paralogismos, ni excusas. Pero naturalmente eso es cosa de ellos.

Pero esta nueva hoja de ruta no parece haber llegado a los oídos del hombre de Bruselas. Sigue planteando una mediación de la Unión Europea y, simultáneamente, rajando contra ella. Con una locuacidad desmedida; ahora plantea que los catalanes deben votar si desean que Cataluña permanezca en la Unión Europea. Puigdemont está, por lo visto, fuera de sí en el territorio de lo que no es, no puede ser y no será.  


Una sugerencia a estos seguidores de fray Joaquín de Fiore. Si ustedes quieren que algo fructifique en el siglo olvídense de todos los campanarios. Tomen nota del mundo de la globalización. No habrá Segunda Venida.  Y, especialmente, no seáis independentistas por encima de vuestras posibilidades. Con twitter o sin twitter.


No hay comentarios: