No
somos pocos los que de un tiempo a esta parte venimos alertando de la política fiscal
a la carta que se estila en algunas comunidades
autónomas. Digamos que cada maestrillo aplica su librillo fiscal como cree que
le va mejor electoralmente. Es la ley del taifato fiscal contra el que parece
estrellarse cualquier intento, por serio que sea, de armonizar la cosa. Amigos
míos dijeron que la comunidad de Madrid era un paraíso fiscal. Yo no me atreví
a tanto.
Sin
embargo, una institución tan empingorotada como al OCDE, tras propinar a la
señora Ayuso una
patada en la cruz de los leotardos, ha bautizado a Madrid «paraíso fiscal
dentro del Estado». No hace falta recordar que dicho organismo internacional no
es una peña de izquierdistas. En concreto, la OCDE nos alerta de la toxicidad
de la política económica del gobierno autonómico en general y, muy en concreto,
de la fiscalidad. Así pues, nos
encontramos con que la derecha extrema ayusiana compite en ´nacionalismo´ con
los políticos catalanes de esa misma cuerda y, además, con los sectores de
izquierdas que, contagiados directamente o de refilón, por el nacionalismo han
redescubierto el valor medieval de los campanarios.
Seguramente
Ayuso reaccionará así: echará la culpa al contubernio judeo—masónico que se ha
incorporado a los eternos enemigos de España, perdón, de Madrid. Y habrá quien
le siga de derechas, centro y, algunos, de izquierda.
Blogoteca
No hay comentarios:
Publicar un comentario