viernes, 8 de noviembre de 2019

Tres escenas chungas de Cataluña




1.-- «Puigdemont es un vivales». Lo ha dicho Laura López, cabeza de cartel de En Comú Podem por la provincia de Girona. Es politóloga. A continuación Jaume Asens, primero de la lista por Barcelona, ha fulminado la heterodoxia de doña Laura diciendo que sus declaraciones son «desafortunadas». Seamos claros: es probable que la desautorización menos áspera que se haya hecho de Puigdemont (posiblemente Lisa) sea esta de vivales. Aclaramos que ninguna de las acepciones que la Docta atribuye a vivales puede ser considerada como insulto. Sin embargo, Asens (rábula de profesión) ha entendido que eso era una descalificación caballuna. De ahí su recreación del viejo centralismo—democrático llamando al orden de la candidata gerundense.

Pero yo entiendo, sin embargo, que la fulminante reacción de Asens se debe a dos observaciones que Laura López indica en la entrevista al Diari de Girona: «Esa gente [los independentistas] se saltó las leyes» y «Hace mucho que el movimiento independentista parece una homilía». Aquí está la clave de la inverecundia de Asens. Porque es en estas dos donde el abogado se siente agredido.  

Chungo este caballero.

2.--  Quim Torra dice que nada tiene que ver con el Equipo de Respuesta Táctica que comentábamos ayer. Se ha entendido como un desmentido. Sin embargo, parece sorprendentemente chungo que lo haya hecho por escrito, en un comunicado que tiene, como es natural, tintes administrativos.

No quisiera provocar a ningún alma cándida, vivales o no vivales, diciendo que me parece manifiesta  la cobardía del vicario de Waterloo al no comparecer físicamente –o «personalmente en persona», que diría el inefable Catarella--  ante los medios. Novedad: en dicho comunicado el vicario (tal vez, Gandalf) no califica a los detenidos como «patriotas». Debió pensar que no vayamos a pollas que el agua está muy fría. Pero sí aprovecha la ocasión para insinuar que los detenidos pudieran haber sufrido malos tratos por parte de la policía. Naturalmente sin pruebas.

3.--  Los dirigentes estudiantiles que organizaron la huelga subvencionada hacen acopio de senectud política, no reconociendo que  han pinchado en hueso. No ha sido huelga general, en todo caso huelga cabo primero. Ahora bien, tales dirigentes han demostrado una fantástica picardía. Ello insinúa que algunos de ellos apuntan maneras. Cosa que me recuerda el caso de un joven izquierdista, en mis tiempos mozos, que en venticuatro horas pasó de ser un quemacontenedores a ser un «revisionista».

¿Dónde está la picardía de los dirigentes estudiantiles? En que se han aprovechado de un clima de solidaridad con los condenados por la famosa sentencia para convocar una huelga, sedicentemente solidaria con ellos. En realidad lo que querían era la flexibilización de las evaluaciones de los exámenes. Cuando sean mayores perpetuarán el viejo olor a chotuno de la política que ellos han denunciado ahora. Con la temerosa aquiescencia de un profesorado, que (según parece)  se le extraviaron las esperanzas de no haber tenido aquí su propio Sesenta y Ocho.

Un profesorado chungo.  

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