sábado, 23 de noviembre de 2019

Espionaje de baratillo Waterloo -- Moscú



1.--- El espía que surgió de Reus: Víctor Tarradellas, el hombre de los asuntos internacionales de Carles Puigdemont, está en coplas en estos últimos días por los chicoleos que se llevan entre manos Waterloo y Moscú. Una historia que podría inspirar a John Le Carré a volver a los tiempos de El honorable colegial.  

Este Víctor Tarradellas (en adelante VT)  se entrevistó, tiempo ha, con uno de los hombres de confianza de Putin. A esos niveles no se conceden las entrevistas así como así. Por lo que, investigado concienzudamente, los rusos  se dijeron que el tal Victor «es de confianza».  El espía que surgió de Reus puso encima de la mesa lo siguiente: Cataluña reconocerá que Rusia es la propietaria de Crimea y vosotros apoyáis a nuestra independencia, do ut des. Alarmante.

Es alarmante porque estos chicoleos, que objetivamente son vistos como carantoñas a Moscú –rectifico, a Putin--, van en dirección contraria del europeísmo tradicional de Cataluña. Como, igualmente, es alarmante el papanatismo de Waterloo que entiende que ese tejemaneje forma parte de la internacionalización del conflicto. Pero, sobre todo, es alarmante porque hasta la presente casi nadie ha reconocido la anexión de Crimea por parte de Rusia.

¿Dónde tiene la cabeza el hombre de Waterloo, quiénes son sus consejeros? Sí, entre ellos se encuentra este VT. Que no es un hombre cualquiera. Fue un destacado dirigente durante los buenos tiempos del partido de Jordi Pujol.  Concretamente, responsable de relaciones internacionales. De ahí que surja la siguiente inquietud: ¿cómo es posible que una persona de esta condición se haya embarcado en una operación tan esperpéntica? A la espera de una respuesta definitiva apunto en esta dirección: fracasado el procés y, especialmente, fracasada la internacionalización del conflicto, VT  entiende que tratando con Moscú podrían abrirse ciertas posibilidades en el área de influencia geoestratégica rusa. Delirios. Pero si este Tarradellas tiene la sesera averiada ¿qué decir de Puigdemont?

Conclusión: Vladimir y Estragón siguen esperando a Godot. Absurdo con miriñaques de sainete.

2.---  Sigue siendo chocante que el dicasterio de ERC no haya dicho ni oxte ni moxte sobre esta historiada aventura de espionaje de baratillo. O, peor aún: la subalternidad de Cataluña hacia el imperio ruso. ERC, cuya capacidad de cagadubtes es inmarcesible, se debate epilépticamente  entre dar el do de pecho (esto es, separarse del teatro del absurdo) y seguir en el teresiano «vivo sin vivir en mí». De momento aparenta querer negociar su abstención ante la investidura de Pedro Sánchez,  pero como siente en su cogote la alitosis de Quim Torra hace un nuevo meandro: las negociaciones no serán –afirman los seises de ERC— entre partidos, o sea, entre el PSOE y ERC, sino entre gobiernos, «de igual a igual». El maestro de Capilla de los seises ha declarado: «ERC no tiene nada que perder en esta situación». Sancta simplicitas!

ERC en manos de los hermanos Zipi y Zape. Vientos de nueva convocatoria electoral. Vade retro.


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