sábado, 13 de julio de 2019

¿Quién se bajará los pantalones? Los dos




No hace ni cuarenta y ocho horas que los augures pronosticaban nuevas elecciones generales en otoño. El nuevo desencuentro entre Sánchez e Iglesias conducía, según los mentideros mejor informados, a dicha repetición. Ahora, los mismos mentideros apuntan un rayo de esperanza: Sánchez aceptaría en el gobierno a miembros de Podemos, pero no a Pablo Iglesias. Es un caramelo envenenado que sitúa al dirigente podemita ante una difícil opción. Si dice que no, y hay repetición de elecciones, aparece como responsable; si acepta la oferta admite la humillación política que se le hace como dirigente político, cosa que le perseguirá toda la vida.

Pero también Sánchez tiene un problema: si finalmente admite --a regañadientes o no-- la presencia de Iglesias en el gobierno es de cajón que se ha bajado los leotardos. En resumen, si es verdad lo que chamuyan los mentideros –mejor o peor informados— o  Pablo Iglesias sienta sus reales en el Consejo de Ministros o no hay investidura. Y si tiene cartera ministerial o uno u otro han cedido.

Llámenme ingenuo pero tiendo a estimar (al menos en este momento) en que primará el sentido común. Que todo indica que habrá investidura próximamente y que los equipos de ambos dirigentes usarán la magia de la palabra y convertirán el agua de carabaña de lo que han dicho en vino de Jerez o en vinillo de Rioja. La política en su versión cuántica puede hacer esos milagros.

Y si no hay investidura, ¿qué? Ya se verá.

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