1.-- Este es un refrán que siempre me ha
acompañado. Es la tesis de lo que voy a referir a continuación. Parto de lo que
hace pocos días escribí a propósito de las grandes movilizaciones de los jubilados
del pasado jueves. Concretamente en Los pensionistas toman
la palabra y las calles. Exactamente decíamos que: «Una
sugerencia, que es el objetivo central de este artículo: para que esa
movilización se fortalezca y amplíe se necesita, a mi juicio, la mayor unidad
de acción de las organizaciones convocantes. Lo que comporta evitar toda
tentación de hegemonismo y apropiación exclusiva de lo que será probablemente
una movilización sostenida.»
2.--- Los diversos colectivos sectoriales que
representan a los jubilados y pensionistas están jugando un importante papel.
En determinados lugares su ´tirón´ ha sido innegable. Muchos de sus dirigentes,
además, tienen una notable experiencia en los movimientos sociales. Sesentones
y setentones con un renovado entusiasmo.
Como quien dice son gente fogueada. Son gentes que están hechas con la
misma argamasa que los sindicalistas. Con
orígenes tan nobles como los del tajo y la fábrica, la oficina y la besana, el
primer surco que se abre en la tierra antes de empezar a arar. Los mismos que
tienen los activistas sindicales.
3.-- La historia de los movimientos obreros y
sindicales está plagada de victorias y derrotas, de aciertos y errores. Por lo
general, las conquistas sociales tuvieron como cemento la unidad; la división,
no obstante, llevó en demasiadas ocasiones a la derrota. De ahí que está
comprobado que «la guerra entre los pobres la ganan los ricos». Y algo peor: lo
peor de la derrota es salir divididos. Esta es una historia que conocen
perfectamente, porque la han sufrido en sus carnes, todos los dirigentes de
este movimiento de jubilados y pensionistas.
De ahí que
–como se ha dicho más arriba-- se
trabaje para que en las futuras movilizaciones los niveles de unidad se
incrementen. Que se evite el mirar de soslayo los unos a los otros. Que se
deseche la cultura de la suspicacia. Porque la batalla por la mejora de las
pensiones y del conjunto de los sistemas de protección social va para largo.
Por ello tengo esta certeza: ningún sujeto social por separado puede frenar la
política del Gobierno, ni tampoco conseguir unas pensiones dignas de ese
nombre. En cambio, si se va unitariamente, codo con codo, la posibilidad puede
sus frutos. Así es que no lo olvide nadie: la guerra entre los pobres la ganan
los ricos.
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