sábado, 17 de febrero de 2018

Calabazas a Guindos, de momento




Caras largas en Rajoy e islas adyacentes. El ministro Guindos ha recibido calabazas de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo. El hombre de Lehman Brothers ha sido cateado. O sea, declarado no apto para la vicepresidencia del Banco Central Europeo. Pero el caballero, altaneramente, sabe que ese suspenso no es vinculante, y ha insinuado que los mandamases están con él. Pero el suspendido, aunque se vista de aprobado, cateado se queda.

La palabra definitiva, en efecto, la tienen las máximas autoridades de la Unión Europea. Ahora bien, si transformaran las calabazas en gardenias estarían desautorizando al Parlamento Europeo. Y darían a entender que les importa una higa el suspenso. O sea, los cooptados están por encima por encima de los que han sido votados, los eurodiputados. Es el altísimo funcionariado y valet de chambre de unos poderes que se auto legitiman a sí mismos. No se trata esencialmente de un déficit democrático sino de una rotunda distorsión democrática: la democracia al baño María.  

Pues bien, esa singularidad –poderes simbólicos del Parlamento Europeo y poderes reales de los cooptados— se traduce en la total discrecionalidad de las máximas autoridades de la Unión Europea.  

Guindos, el hombre de Lemann Brothers, será presumiblemente el nuevo vicepresidente del Banco Central Europeo. Pero la izquierda española tiene, también en ese caso, una determinada responsabilidad: ni siquiera ha intentado proponer un candidato propio. Ciego tú, tuerto yo.



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