sábado, 24 de febrero de 2018

El insólito comportamiento de algunos diputados socialistas



Cuesta mucho trabajo recoger 700.000 firmas. Lo saben perfectamente los sindicalistas que durante meses han ido recabando el consenso de la gente para que la ILP diera luz verde a la discusión parlamentaria de la renta básica. Ese esfuerzo ha acabado en agua de borrajas.

Si el grupo parlamentario socialista hubiera votado en bloque la propuesta hubiera salido adelante. Pero ¡ca! cinco diputados estaban ausentes en el momento de la votación y uno de los presentes votó en contra. Cinco estaban de viaje. Unos haciendo gestiones en Nueva York; otros estaban de chicoleos en otros lugares. Posiblemente pensaron que el trámite de la renta básica era una quisicosa, un capricho de los sindicatos que siempre están dando la murga. Lucir el palmito en la ciudad de los rascacielos tiene un aire más glamuroso y postinero, que ocuparse del mundo del sufrimiento.

José Enrique Serrano votó en contra. Este caballero ha sido siempre el Merlín de los acuerdos del PSOE con las fuerzas políticas en los tiempos de Zapatero y con Ciudadanos cuando la investidura de Pedro Sánchez. Hombre sagaz, que no se equivoca ni cuando calcula el logaritmo neperiano del producto interior bruto. Un caballero que tiene la Administración en su cabeza. No es creíble que Serrano se haya equivocado. De la misma manera que tampoco tiene credibilidad que se hayan dado tantas anomalías en torno a la votación que comentamos. A menos que se dé como excusa argumental que la renta básica es un asunto menor. Es entonces cuando nos vemos las caras y se incrementa el reproche.

Una cosa es clara: se ha ofendido gravemente a los destinatarios de la renta básica, y a quienes han estado en abnegada militancia recogiendo firmas de la ILP. Al grupo socialista parlamentario le corresponde decir si se siente ofendido. De momento Doña Margarita Robles, siempre dicharachera, no ha dicho ni mú.  Pedro Sánchez tampoco. 

Les aseguro que un servidor tardará mucho tiempo en olvidar lo ocurrido. Porque en este caso no es verdad lo que decía la vieja copla: «que la mancha de la mora con otra verde se quita.»

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