martes, 17 de octubre de 2017

¡Qué inmenso error!




La jueza Lamela, de la Audiencia Nacional, ha enviado a prisión sin fianza a Cuixart y Sánchez, presidentes del Omnium y ANC respectivamente. Más gasolina al polvorín. Tal vez es lo que esperaba el núcleo duro del independentismo catalán que ahora cuenta con dos víctimas de postín.

Con esta estúpida decisión judicial –fiat iustitia et pereat mundus— la situación política, social y económica se envenenará todavía más.  No sólo de Cataluña sino de toda España. Don Bartolo de Sassoferrato se hubiera llevado las manos a la cabeza. Pues cuando se opta por hacer justicia aunque estalle el mundo sus resultados son devastadores.

Me pregunto si hay alguna instancia que, acogiéndose a los artificios del Derecho, pueda corregir este disparate caballuno, disfrazado de toga y puñetas.  De momento hago mías las palabras de un juicioso Manuel Zaguirre en su muro de facebook: «Espero y deseo que este caso por presunta sedición se instale en el ámbito judicial catalán que le es propio, pues hay opiniones jurídicas bien fundadas de que la Audiencia Nacional no es el ámbito propio». De momento es obligado pedir la libertad de ambos caballeros. Sea.



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