lunes, 23 de octubre de 2017

Elecciones y que salga el Sol por Figueras



El sábado pasado, con el 155 camino de Cataluña, se desarrolló una imponente manifestación de masas en Barcelona.  Quiero decir, otra oceánica manifestación. De hecho Barcelona es, desde hace unos meses, un potente archivo de manifestantes. Así pues, se mantiene la ebullición. La Guardia Urbana con sus algoritmos de recuento, más o menos interesados, cifró la asistencia en unas 450.000  personas. No es moco de pavo, diría un castizo. Y tendría razón.

Ahora bien, esta manifestación no ha tenido –ateniéndonos siempre al recuento de la Guardia Urbana--  el consenso de masas que contaron las anteriores. Más todavía, dado el añadido de que se convocaba contra el artículo 155, hay que convenir que ha estado muy por debajo de las expectativas que suscitaba el objetivo de la protesta como lo esperado por los organizadores. Muy por debajo quiere decir: la participación ha estado a la mitad de las anteriores. Por supuesto, es una «mitad» enorme. Por lo que sería necio que el hombre de Pontevedra sacara conclusiones precipitadas, pero igualmente sería de estúpidos que Puigdemont y su colegio cardenalicio no tuvieran en cuenta que el sábado no fue lo esperado. Baño de masas, sí. Pero fue la mitad de los anteriores baños. En resumen, ese día hubo un reflujo. Las interpretaciones pueden servirse según el paladar de los hunos y las papilas gustativas de los hotros. No obstante, el dato es el dato y, según el famoso gallego, el conceto es el conceto.

Sería temerario hablar, tras el sábado pasado, de un cambio de ciclo. Pero más imprudente es no aproximarse al dato. Sólo cabe, de momento, al menos en nuestro caso, plantear interrogantes. ¿A qué obedece que tan masiva manifestación solo concitara la mitad de la adhesión  de las anteriores? ¿Es un cansancio lógico, que observa que la cosa no avanza como se les ha hecho creer? ¿Hasta qué punto empieza a calar y, sobre todo, preocupar en ciertos sectores la marcha de las sedes sociales (y en algunos casos muy relevantes la sede fiscal) de importantes empresas, que ya superan las mil firmas? ¿Se trata de una advertencia –o algo por el estilo--  en la dirección de “oiga, arregle usted el problema y no me endose su falta de responsabilidad”. Doctores tiene la iglesia para analizar el asunto. Por mi parte sería abusivo decir que una gran parte de esa «mitad» podría decirle a Puigdemont: «Pero, hombre de Dios, ¿qué trabajo le cuesta a usted convocar elecciones y que salga el Sol por Figueras?».



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