domingo, 14 de mayo de 2017

¿Escisión en el PSOE si…?

Hemos oído decir a Susana Díaz que habría que preguntarle a Miquel Iceta si es neutral en la contienda que se traen entre manos los socialistas españoles. En verdad que se trata de algo chocante. Y extraña. Porque exige al dirigente catalán una actitud contraria a la de los exuberantes apoyos del Gotha socialista. Me malicio que la Díaz no ha sacado las pertinentes conclusiones de su sonada derrota en Cataluña en la fase de la recogida de avales. La responsabilidad de ello no está en el déficit de proyecto de la señora candidata –parece decir--  sino en una actividad oculta de Iceta que, clandestinamente o casi, induce a inclinar la balanza a favor de Pedro Sánchez.

Pero hay algo más. Díaz está dejando caer una interpretación de su primer fracaso en este trayecto para la secretaría general de su partido: si sale derrotada definitivamente la culpa es «de los catalanes». Abro paréntesis: en este aspecto Díaz me recuerda, en cierta medida, a mi madre adoptiva, la tita Pilar, que pensaba, allá por los años cincuenta, que los catalanes no tienen temor de Dios, ignorando ella que la familia Pujol es de misa diaria, y que no se puede ser «madre superiora» sin tener los requisitos necesarios como los de la fe, la esperanza y la caridad. En todo caso, la tita Pilar nunca confundió el misal con el parné. Cierro paréntesis. 

La culpa sería de los catalanes. Estimulando así un anticatalanismo, no por chusquero menos peligroso que el más agresivo de los que, es un poner, estimula el Partido Popular y sus terminales burocráticas. Preocupante.

Como igualmente preocupante es lo que están susurrando algunos viejos santones del socialismo. Esto es, si gana Sánchez estaría cantada la escisión en el PSOE. Un amplio reportaje de El País –de hoy domingo— lo insinúa sin reparo. Con lo que se ha dado un nuevo salto, más bien pirueta, en la amenaza. Primero fue: si gana Sánchez seremos irrelevantes. Ahora es un gancho en el mentón del electorado socialista: ojo con lo que se hace que nos vamos unos cuantos a otros lugares. ¿Amagan con dar? Todavía no lo sabemos, porque aún no se ha producido la gran votación, cuyo resultado sigue siendo incierto.


Pero sí podemos dar una referencia significativa. En un momento dado, Ernest Maragall organizó unos cenáculos tras perder fuelle el maragallismo con la idea de fundar un nuevo partido. Trabajo le costó, pero al final creó un nuevo grupúsculo, que le sirvió para negociar con Esquerra Republicana de Catalunya.    Ahí empezó la desbandada. Y en tan grande polvareda perdieron a don Beltrán.



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