Homenaje a Gustavo Zagrebelsky
(Borrador
para almas de cántaro)
«El
neoliberalismo de Estado, que es una monstruosa combinación donde la función
del Estado, se traduce en la destrucción del Estado mismo impidiendo cualquier
control por parte de la sociedad», según enseña Tzvetan Teodorov en
un librito, Contro la dittatura del
presente, Editori Laterza, 2014. Se trata de un conjunto de ensayos con
firmas tan prestigiosas como la de Gustavo
Zagrebelsky,
Pierre Rosanvallon y otros. La lectura
sosegada de estas reflexiones contra el
presente me ha llevado a una serie
de meditaciones sobre las cosas que están sucediendo, de un tiempo a esta
parte, en Cataluña, que aunque no es la única afectada sí es una en las que
amplios sectores no parecen percibirlo.
Artur Mas está dirigiendo un proceso político con
una doble estrategia: de un lado, la creación de estructuras de Estado, como
base institucional de una futura República catalana; de otro lado, poniendo en
marcha un camino de desestructuración del Estado. De una parte, las llamadas embajadas en el exterior y otro tipo de
agencias; de otra parte, una espectacular arquitectura de privatizaciones,
especialmente en el terreno de la Sanidad y salud públicas. Todo ello
simultáneamente cual el doble movimiento del sístole y el diástole. La novedad
es que una parte de la ciudadanía (a estos efectos no vale la pena referirse
sin son mayoritarios o no) percibe con agrado la construcción de las
estructuras de Estado catalán, mientras se produce la desestructuración de la estructuras benestaristas de Estado. Así pues, lo que no se percibe
adecuadamente es que, por un lado, la sombra de Luis XIV (L´ Etat c´est moi) es alargada
y, por otro, una parte no irrelevante del Estado de bienestar se aniquila por
obra y gracia de los neolibertarianos (no confundir con los libertarios) que
construyen un welfare bussines. Por
supuesto, a la catalana para no infundir (excesivas) sospechas.
Lo que, en
realidad, se postula por parte de Artur
Mas y sus allegados orgánicos es la ausencia de control de la sociedad y de la
política sobre las fuerzas individuales de la economía trasnacional, que sólo
atienden al deus ex machina de las leyes del mercado. No es, por
tanto, una microdiscontinuidad (debo esta palabra a Umberto Romagnoli) sino un
cambio radical de paradigma y violenta ruptura con el universo de los derechos.
Donde la democracia, como ligamen social, fundado en la búsqueda de la igualdad
y solidaridad, está declinando.
Lo digo sin
perifollos: lo que Artur Mas intenta construir en Cataluña no es solamente la desconexión con España, sino fundamentalmente
el desenganche con el Estado de bienestar. Lo que dicho en palabras de
mostrador de taberna es hacer un pan como unas hostias; y si lo prefieren de
forma académica sería una república catalana sin res pública.
Estimado alma
de cántaro, ¿estás en lo que es?
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