Clique, por favor: Fallece María Wonenburger, gran dama de las Ciencias
Exactas. Estamos hablando de una señora, gallega, considerada artífice del «salto al álgebra de los infinitos». Es
sin duda, junto a don Julio Rey Pastor, la cabeza matemáticamente mejor
amueblada de esta ciencia en España. Y sin embargo el mundo académico la
ninguneó hasta la náusea. Lean, lo sugiero fervientemente, la nota con la que
arranca, un sentido obituario, este post.
Fue
ignorada, con chabacana avilantez, por los
académicos del establo universitario español durante casi toda su vida, a pesar
de sus brillantes investigaciones en el Canadá y en los Estados Unidos. ¿Por qué?
Sin duda porque era mujer y porque los birretes de los machos ibéricos no
toleraban que una joven profesora se les subiera a los faldones. Máxime en una
disciplina académica que no gozaba predicamento alguno en nuestro país. La
doctora Wonemburger era una acusación directa a sus colegas que no eran matemáticos
sino meramente profesores de Matemáticas. Es decir, enseñar (que no es poca
cosa) no es lo mismo que crear, y la excelsa gallega, natural de Oleiros, era
ante todo una creadora.
Lo
dicho: fue ninguneada como todas las mujeres matemáticas que a lo largo de la
historia han sido. Por ejemplo: Téano de Crotona
(siglo VI a. C.), Hipatia de Alejandría (alrededor del 400), Ada
Lovelace (1815-1852), Maria Gaetana Agnesi (1718-1799), Sophie
Germain (1776-1831), Sofia Kovalévskaya (1850-1891), Alicia Boole Stott (1860-1940), Émilie du Châtelet (1706-1749), Carolina
Herschel (1750-1848), Mary Somerville (1780-1872) y Florence Nightingale (1820-1910). Y más
recientemente: Mileva Marić (1875-1948), Emmy
Noether (1882-1935), Mary Lucy Cartwright (1900-1998), Rózsa
Péter (1905-1977), Grace Murray Hopper (1906-1992), Olga
Taussky-Todd (1906-1995), Julia
Robinson (1919-1985), Emma Castelnuovo, (1913-), Ingrid
Daubechies (1954-)…
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