Sin
ningún protocolo te digo lo siguiente: estás demostrando la eficacia de la
izquierda transformadora cuando se pone manos a la obra; no sabes hasta qué
punto un servidor, un anciano sindicalista, tiene puestas en ti las esperanzas en
arreglar no pocos desperfectos. Sigue por ahí, admirada Yolanda.
Y
con menos protocolo, todavía, debo señalar que hasta donde yo recuerde es la
primera vez que no coincido con nuestro común amigo, Joan
Coscubiela. Me refiero a la exposición que ha hecho en su importante
artículo en El País (1).
Ahora,
sin pelos en la lengua, entraré en el fondo de lo que, con la impertinencia
sincera de mi edad, me interesa tratar.
Querida
ministra, creo que lo que tienes in mente –esa operación política, todavía poco
concretada—no podrás llevarla a cabo. Desgraciadamente, quiero dejarlo claro.
Estas son mis razones, tal vez erróneas pero muy meditadas: a) no tienes mando
en plaza para edificar un nuevo sujeto político; b) tampoco te lo dejarán hacer
los grupos dirigentes de Unidas Podemos, Izquierda Unida ni el PCE; c) por lo
que, disculpa mi agria sinceridad, todos tus esfuerzos resultarán baldíos. Es
más, conociendo el paño estimo que los tuyos
empezarán a hacerte la vida imposible.
Me
dicen voces amigas que estás en un momento demoscópico fantástico: no te fíes.
La demoscopia es una persiana. Tienes, y me felicito, una gran popularidad y
consideración. Pero todo ello es un aplauso por lo que estás haciendo, no –diría
yo— para lo que quieres hacer.
Disculpa, querida compañera: puede darse la situación de que los tuyos te dejen caer por celos, por desacuerdo con tu proyecto o por todo ello mezclado. Entonces, si eso ocurre fatalmente, ¿qué utilidad tendrás para el movimiento organizado de los trabajadores? Sigue, pues, en el Ministerio, consigue más conquistas, es lo que te sugiere este viejo sindicalista que pocas veces comulgó con ruedas de molino.
1) https://elpais.com/opinion/2021-10-29/yolanda-los-egos-y-el-partido-matrioska.html
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