domingo, 18 de noviembre de 2018

La metáfora de los zapatos de Juncker



Escribe El Dómine Cobra

No se trata de un fake. La prensa  auto considerada  seria (La Vanguardia y El Periódico) reproduce otro, llamémosle así, desliz de Juncker, luxemburgués y presidente de la Comisión Europea: el caballero se presenta en la rueda de prensa luciendo unos zapatos de dos colores distintos. Alguien le avisa del error y, raudo como una centella, el caballero desaparece para corregir el desperfecto. Este es el segundo error. El jerarca ha metido la pata por partida doble.

Juncker tendría que haber aguantado el tipo y, sobre todo, exhibir la extravagancia en positivo. Esto es, intentando crear moda, nuevo estilo. Marcando tendencia. ¿Acaso no hay presentadores de televisión que aparecen, a cosica hecha, con calcetines distintos? Juncker ha perdido la ocasión de abanderar una nueva estética. Y, tal vez, dado el alto índice de papanatismo, no sería extraño que, en unos cuantos días, políticos de secano y regadío, ejecutivos de alto y medio postín y otros exponentes de la zoología urbana le seguirían los pasos. De paso, el sector del calzado de nuestra industria patria se vería favorecida con un incremento de las ventas consolidando la frágil recuperación de nuestra economía. Este caballero reincide en su falta de reflejos. En otra ocasión sus zapatos del mismo color no obedecieron la orden de mantener la vertical. Unos zapatos díscolos que estaban en poder de las uvas.

En esta ocasión los maliciosos podríamos entender que la disparidad zapateril del mandatario es una metáfora del desorden de la Unión Europea. ¿Sería una interpretación exagerada?



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