domingo, 30 de enero de 2022

¿Salarios contra el empleo?


 

Estoy oyendo sobre ese tema desde que me salió la muela del juicio; y, según me dijeron mis mayores, a ellos también les ocurrió tres cuartos de lo mismo. Así, pues, la cosa viene desde los tiempos de antañazo. Me refiero al manoseado asunto de que los incrementos salariales son un poderoso inconveniente para la creación de empleo.  Y, sin embargo, empíricamente, los apóstoles de ese falso teorema jamás pudieron demostrarlo. Por lo que, así las cosas, acabaron elevándolo a dogma que, como es sabido, no necesita demostración alguna. Se requiere, eso sí, labia desvergonzada  y capacidad financiera para subvencionar a un grupo de analistas—farfolla.  Que no fracasaron del todo pues incluso su dogma acabó entrando en algunos chambaos postineros de la izquierda.

Hace meses, en puertas de la subida del salario mínimo, arreciaron las voces llamando a somatén contra dicha medida, que los sindicatos y el gobierno de Pedro Sánchez se disponían a ponerlo en marcha. El ubícuo mandamás del Banco de España  iba al frente de ese séptimo de caballería. Por descontado, Casado y su Adoración Nocturna desfilaban «recias, marciales»  blandiendo el mantra.   

Han pasado los meses: ¿dónde está la catástrofe que anunciaban ciertos campanarios de secano? Me conformo con unos pocos datos: se ha operado el mayor crecimiento económico del país de los últimos veinte años: el 5% de incremento del PIB es el más potente desde el año 2000; los datos de empleo están en el nivel más alto desde 2018: el empleo ha crecido en 840.700. En pocas palabras todo un uppercut en la mandíbula de la caverna y la taberna.   

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