viernes, 25 de mayo de 2018

La sentencia Gurtel, jueces hay en Madrid




Semana espasmódica para el Gobierno y el Partido Popular. Primer acto: la detención de Eduardo Zaplana; segundo acto: la aprobación de los Presupuestos del Estado; tercer acto: la sentencia del caso Gürtel. Una secuencia no apta para quienes padecen del corazón. Jueces hay en Berlín, dijeron los antiguos; jueces hay en Madrid, se afirma ahora.

La sentencia Gurtel será esculpida en el mármol de Macael y, con toda seguridad, rebasará los límites de nuestros campanarios patrios. De hecho ya está en las cancillerías europeas. El hombre de Pontevedra en boca de todos; Aznar hundido en su achicada grandeur. El Partido Popular –afirma la sentencia--  es «partícipe a título lucrativo» de las fechorías que se dieron bajo la aznaridad y el marianato. Queda demostrada la bicha: hubo caja B. Los testimonios que declararon en el juicio «no tienen credibilidad». Sopapo al hombre de Pontevedra. Jueces hay en Madrid.

Bien, ¿ahora qué? El PP no asume políticamente las consecuencias y, dado su tradicional parecer, se acoge a las convenciones jurídicas al uso. Recurrirán la sentencia. Y como se dice en Cataluña «qui dia passa any empeny»: después de un día viene otro. O sea, vuelva usted mañana.

Podemos ha propuesto una moción de censura. Nada que objetar. Las pelotas están en los tejados del PSOE y Ciudadanos. Los socialistas tienen la oportunidad de salir de su invisibilidad; los de Rivera –como Jano bifronte--  de clarificar su postura ante el PP. Los primeros, de no encabezar la moción, tendrían muchas dificultades dentro de su partido y, sobre todo, ante el electorado. Los segundos, se arriesgan a que el consumo de sapos provoque un hartazgo gástrico. Y hasta es posible que este atolondrado de Rivera plantee que nada de moción de censura, sino convocatoria de elecciones. Ya se verá en los próximos días.    

Jueces hay en Madrid. 


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