miércoles, 21 de agosto de 2019

Las mentiras del atentado de Barcelona al descubierto



Vivir en el engaño es la pasión del siglo XXI. Lo que, además, comportar toda una industria post fordista que organiza el engaño. El hombre de Waterloo y su Enviado en Cataluña, Q. Torra,  han utilizado las enseñanzas que nos llegan de allende los mares. Durante semanas han organizado a una serie de escribidores de tres al cuarto para que propalaran algo así como una pretendida relación entre los yihadistas que organizaron el atentado del año pasado en Barcelona y Cambrils, aquel terrible 17 de Agosto, y el Gobierno español.

Tres formidables periodistas de La Vanguardia, Carlota Guindal, Manel Pérez y Maika Navarro, en una serie de trabajos, han demostrado la falsedad de esa industria. Lo han demostrado con pelos y señales, microscópicamente. A su vez, Antoni Puigverd, en su columna de hoy, en el mismo rotativo barcelonés remacha el clavo en su artículo La frivolidad.

Dice Puigverd: «Es miserable usar una tragedia como la del 17 A para fabricar munición política. Es patético tener como único objetivo el desprestigio de España, dado que el objetivo propio –la independencia unilateral--   empantanó en un callejón sin salida. Pero más miserable y patético es propagar que España busca la muerte de los catalanes. Muchos independentistas siguen creyéndolo. Vivir en el engaño es la pasión del siglo XXI».  Entre esas personas está –digo yo--  la pintoresca ex alcaldesa de Badalona, de cuyo nombre no es necesario acordarse, que en la ceremonia de este año de homenaje a las víctimas lucía un cartel: «Comisión de investigación».

Goebbels tuvo familia numerosa. 

P/s. Antoni Puigverd en la foto de arriba.

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