lunes, 29 de febrero de 2016

La vieja gallina del pacto PSOE -- Ciudadanos




Dedicado al compañero Ortega, ferroviario, y a Carmen, su encantadora hija. 


Este ejercicio de redacción tiene como objetivo mostrar mi escasa simpatía por el acuerdo político entre el PSOE y Ciudadanos con el objetivo de investir a Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno. De igual manera intenta comentar el proceso de consulta que puso en marcha la dirección del PSOE el sábado pasado.

Primer tranquillo

Pedro Sánchez se ha distinguido durante la campaña electoral por declinar machaconamente el verbo «derogar». En cierto momento tuvo que corregir las declaraciones de algún que otro gurú económico de su partido que corregía la contundencia de dicho verbo en lo atinente a la reforma laboral. No era solamente este importante tema el que se pretendía derogar en el programa electoral y en los repetidos discursos de la campaña: estaba la LOMCE y la Ley Mordaza. De manera que el cántaro de la derogación fue repetidamente a la fuente. Sin embargo, fue tantas veces a la fuente que el cántaro finalmente se rompió.

La triple derogación –sanctus, sanctus, sanctus--  de las tres botijas, en la redacción del pacto,  se quedó para el arrastre. Y para no contradecir las viejas tradiciones de las promesas incumplidas, así en las izquierdas instaladas como en las derechas de siempre, se procede a declinar otro verbo que da pie a promover una suave mano de pintura, cuyos objetivos son, hoy por hoy, desconocidos.

Bien sabemos que un acuerdo es la conclusión de ciertas renuncias. Este planteamiento es inobjetable; vale, por supuesto, para todo pacto de cualquier naturaleza. Pero el caso es que, en esta ocasión, la eliminación pactada del verbo derogar se refería a tres asuntos de esos que se consideran y se alardean como temas estrella. No eran redactados improvisados ni cosas de pacotilla sino algo que se vinculaba a cuestiones que afectan a la condición concreta de las personas de carne y hueso en los terrenos económicos y sociales, al tipo de enseñanza y formación, a las libertades democráticas, individuales y colectivas. Más todavía, a la vinculación entre la reforma laboral y la enseñanza y el desarrollo de un nuevo modelo productivo. Como mínimo podemos afirmar educadamente que el PSOE ha sido extremadamente generoso con Ciudadanos y poco exigente consigo mismo y con la atención de quienes habían confiado en el cumplimiento de las tres promesas estelares.

Tras la firma del pacto los dirigentes del PSOE convirtieron descaradamente el viejo vicio en nueva virtud. Hasta el mismo Pedro Sánchez se permitió jugar con el sofisma: «Cuando yo digo ´en un lugar de la Mancha´ todo el mundo sabe a qué me refiero», intentado ufanamente trasladarnos que la derogación es compatible con su antónimo.

Segundo tranquillo

Ciertamente, no es irrelevante llevar a consulta de los inscritos del partido socialista el pacto con Ciudadanos. Que ello fuera un lance dirigido a las baronías o un ejercicio democrático, es cosa opinable y, para lo que intentamos decir, es irrelevante la intención de esa consulta. Lo relevante es que dicho pacto fue llevado a cabo, y que Sánchez en sus repetidos mensajes llamó a una «masiva participación de la militancia».

¿Se puede considerar que el 51,7 por ciento de la participación es para tirar cohetes? De ninguna de las maneras. Digamos, pues, que el sí al pacto ha sido masivo. Pero ello no encaja con el altísimo nivel de abstención que se ha alcanzado. Sin embargo, lo preocupante es que el grupo dirigente del PSOE ha dado por buenos tales resultados y, afirma, que «se siente satisfecho» de los mismos. Toda una exhibición de panglossismo, que parece indicar que la abstención de la mitad de la militancia es la mejor respuesta posible. Con lo que el viejo Voltaire arrugaría inquieto la nariz.  


En conclusión, tengo para mí que el grupo dirigente del PSOE está ´vendiendo´ la vieja gallina del pacto como su fuera un pavo real. Cabe decir, además, que esta vieja gallina no hará buen caldo.   



1 comentario:

MZ y sus cosas dijo...

No tengo más remedio que compartirlo en gran medida ... maestro.

Le mando lo que yo escribí sobre el asunto desde una organicidad al límite ...

Fuerte abrazo y que no nos falte su luz y su aliento.