Fátima Báñez,
sin que yo se lo pidiera, me ha escrito una carta; me informa que he tenido
la dicha de que mi pensión se ha visto incrementada en un 0,25 por ciento. Lo
primero que pienso: el libro que pensaba comprar tendrá que esperar algunos
meses. Lo segundo: esta señora, ministra de no recuerdo qué negociado, si es de
casa bien ha olvidado
intencionadamente las reglas de urbanidad que indican que antes de escribir a desconocidos
hay que pedirle correspondencia. Lo tercero: me viene a la memoria un discurso
del viejo Demóstenes (completamente
desconocido por la señá Fátima), dirigido a los atenienses: «Porque veis que,
por el hecho de que algunos hablan en público con propósito de halagar, el
presente ha llegado al más alto grado de miseria». Que es el caso de esta maritornes
que habla en público porque se ha dirigido a millones de pensionistas. Así
pues, lo cuarto que pienso es que el Partido Popular, la corporación do milita
esta damajuana de desgracias, es una trama organizada de agresiones al personal.
Que es una frase que entiende cualquier Maestro Liendre,
el que «de todo sabe y de nada entiende», según los viejos dichos de la Vega
granadina.
Ahora bien, todo indica que me quedo corto en mi apreciación sobre el carácter del Partido Apostólico: diversos jueces, en distintos momentos procesales, han escrito que el Partido Popular es «una trama criminal organizada». Pues bien, también hasta los niños chicos de la Vega de Granada saben que esa frase no tiene desperdicio, ni tampoco cada una de sus palabras por separado: trama, criminal, organizada. Claro, es de cajón que un servidor sea más precavido, porque se trata de no exponerse a las iras de algún togado de la división Enrique Eymar Fernández. Pero lo dicho por los jueces de la Brigada Cesare Beccaria está ahí, viendo pasar el tiempo como la calle de Alcalá: trama criminal organizada.
No obstante, un servidor todavía
está esperando que, ante tan rotunda frase, las plumas letraheridas nada hayan
dicho sobre el particular. Y, sobre todo, de las consideraciones que se
desprenderían de esa sintaxis jurídica. Porque, de indocumentado a indocumentada,
yo me basto y sobro para relacionar a la señá Fátima con la trama organizada
para agredir al personal. Pero lo de «trama criminal organizada», que son
palabras mayores, merecen la atención de juristas de alto coturno.
A mí sólo me vienen al magín
algunos interrogantes un tanto irrelevantes. Por ejemplo, ¿cómo calificar las
pasadas competiciones electorales y sus resultados en las que ha participado
esta banda criminal organizada? ¿Qué ocurre con las disposiciones de dicha
banda mientras ha estado gobernando? ¿Puede una banda de esas características
presentarse a las elecciones? ¿Cómo calificar a los gerifaltes de una «banda
criminal organizada»? Y finalmente: ¿podría mi menda llamar al Partido Apostólico
banda criminal organizada sin que alguien me buscara las cosquillas desde
cualquier covachuela o chambao ministerial?
Así pues, espero certidumbres,
no sea que a alguien se le metiera en la cabeza que hago enaltación de los
cristobicas, que es como se llama en Santa Fe a los guiñoles o títeres.
Radio Parapanda. Se informa que acaba de
registrase en su bibliotequilla la sexta edición revisada de Sindicalismo y derecho sindical (Bomarzo, 2016).
Su autor, Antonio Baylos Grau. Permítanme la
octogenaria coquetería: un servidor escribió la presentación, aunque no hiciera
falta.
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