Homenaje a Giuseppe Di Vittorio
Siguen
las Conversaciones sobre Catalunya
Queridos
Carlos Arenas y Javier Aristu:
Algunos amigos, ciertos
conocidos y saludados de diverso pelaje
nos achacan a los tres que hemos puesto toda la carga de nuestras
observaciones críticas en la responsabilidad de las izquierdas a lo largo de
nuestro debate. Es decir, que casi hemos marginado y exculpado a las derechas
carpetovetónicas y catalanas en todo esta fenomenal zahúrda en la que nos
encontramos. Les dije a nuestros interpelantes que –más allá de los contrastes
que tenemos entre nosotros— no era esa nuestra intención. Les sugerí que
abandonaran esa costumbre snob de leer en
diagonal, que es una costumbre pija muy extendida. Pero, intrigado por tales
observaciones, volví a leer toda nuestra conversación. No veo que hayáis
exculpado a las derechas, ni tampoco es mi caso. Es más, entiendo que –desde
ópticas no siempre coincidentes— nos hemos decantado por los consejos de Giuseppe
Di Vittorio que, como sabéis, es el padre, el hijo y el espíritu
santo: el padre, porque creó el sindicalismo italiano de nueva planta; el hijo
porque fue crucificado por Togliatti, aunque no esperó el tercer día para
resucitar; y el espíritu santo porque iluminó el movimiento de los
trabajadores.
Cuando el sindicato de Di
Vittorio, la CGIL ,
perdió las elecciones en la Fiat
en 1955 todos le echaron la culpa a los Agnelli y a los otros sindicatos. Di
Vittorio –una vez más enfrentado a su partido, el PCI— dijo en una asamblea
multitudinaria, más o menos, lo siguiente: supongamos que ellos tienen el 95
por ciento de la culpa de nuestra derrota; pues bien, ese cinco por ciento que
nos afecta a nosotros se convierte en nuestro cien por cien. Captaron el mensaje y aquella derrota fue la
base del resurgimiento de la CGIL. En
definitiva, hay situaciones en que el cinco por ciento se convierte en el cien
por cien.
Bien, queridos amigos, todo
indica que en breve se anticiparán las elecciones en Catalunya. Posiblemente
será tras las elecciones vascas y gallegas. De momento, excepto Convergència i
Unió, todas las formaciones políticas andan tartajeando. Ya veremos qué
planteamiento hacen las izquierdas. Es decir, en qué prioridad sitúan la
cuestión social. Por cierto, también podremos ver hasta qué punto los
convergentes hablan meridianamente claro o siguen recurriendo a las metáforas.
Por último, sería
interesante que, en toda esta conversación, pudiera intervenir el amigo Josep Maria
Fradera, un reputado historiador aproximadamente maldito para los
nacionalistas. Pocos como él han escrito
sobre el filisteísmo de la burguesía catalana del siglo XIX.
Postdatilla. Querido Carlos,
un servidor llegó a Mataró el 5 de agosto de 1965. O sea, cuando tú viniste a
estudiar a Barcelona, a principios de los setenta, ya me había echado un par de
novias en la capital del Maresme. Años más
tarde apadriné, en clandestinidad, el ingreso de Josep Maria Fradera en el PSUC,
a quien llamábamos cariñosamente Pepis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario