miércoles, 9 de marzo de 2022

Grandeza y división del movimiento feminista

El movimiento feminista dio ayer el do pecho en las calles y plazas. Día grande para las mujeres y la democracia. Lástima que tan importante jornada estuviera presidida por la división del movimiento. Hubo algunas excepciones. Una exultante Carme Ortega me cuenta que «en Mataró ha habido una sola manifestación unitaria, grande y hermosa». No me extraña, las dirigentes mataronesas son mayoritariamente trabajadoras del textil, con décadas de experiencia sindical y vecinal. Siempre al grano.

Sin embargo, ayer quedó señalado el día que públicamente se expresó organizadamente la división. Es decir, cada bando del movimiento feminista exhibió su propio carné de identidad en detrimento de las banderas de la unidad. Mi primera conclusión provisional: el virus izquierdoso de las escisiones y continuas rupturas también ha llegado al movimiento de las mujeres. Y, como desgraciadamente bien se sabe, cuando un movimiento se rompe, dicha desgracia tiene los siglos contados. Fíjense hasta qué punto el movimiento sindical, cuyos orígenes y motivos desconocen la mayoría de sus dirigentes actuales, sigue hoy cada uno en su casa a pesar de que  unos y otros exhiben a diario menos diferencias.

Posiblemente cada sector  del feminismo entrará en una fase de autolegitimación contra la del otro, en un itinerario de justificar sus diferencias.  Y es que la división se teoriza, mientras la unidad requiere pocas palabras.

Sería ilusorio y, predicando en el desierto, si ahora propugnásemos el reencuentro y la unidad de los dos grandes cachos del feminismo. Pero sí es responsable que entiendan que, al menos, deberían practicar la unidad de acción. Siempre y cuando unas y otras sean ellas mismas y piensen con su propia cabeza; siempre y cuando rechacen ser un instrumento ancilar de ´mamá partido´, que –como madrastra chicoleante— siempre va a lo suyo.   

 

P/S.---  Carme Ortega en la manifestación de ayer en la ciudad de Mataró.


No hay comentarios: