jueves, 12 de octubre de 2017

Tres propuestas para salir del pantano catalán



Primero fueron Bank Caixa y el Banc de Sabadell las que trasladaron fuera de Cataluña sus sedes sociales. Les acompañaron empresas importantes en esa operación. Altos cargos de la Generalitat –entre ellos Junqueras--  respondieron aquello de «Sin novedad, señora Baronesa». Tras el chocante discurso de Puigdemont –declaro la independencia, pero la dejo en suspenso--  el rosario de empresas que emigran se amplia. Pongamos que hablo de la Editorial Planeta, Bimbo, Aguas de Barcelona, Axa y otras. Es decir, sigue la marcha de la alta nobleza empresarial. Estamos, pues, ante lo que antiguamente se llamaba un salto cualitativo. No verlo es estar en las Batuecas.

Ahora se agrava la cosa. Ya no se trata del traslado de las sedes sociales, sino de las sedes fiscales. Es el caso, entre otras, de Caixa Bank, Bank de Sabadell y Planeta. Un paso más. ¿Seguirán diciendo que es irrelevante? Vale la pena señalar que Puigdemont no pensó que algunas advertencias que venían muy de atrás –caso de Planeta, por ejemplo— se llevarían a cabo. Como, todo hay que decirlo, la alta nobleza de los capitales tampoco imaginó que se llegaría a estos extremos. Sin duda, de continuar en esta tensión la fuga de empresas puede ampliarse. Desgraciadamente. Es más, cualquier rumor lanzado por alguna cofradía de energúmenos podría empeorar las cosas, ya bastante deterioradas.

Estimo que en estas circunstancias sería de utilidad lo siguiente: a) una respuesta de compromiso por parte de Puigdemont al requerimiento que Rajoy le ha hecho; b) la apertura de un proceso de negociación entre ambos gobiernos, lo que debería comportar la suspensión del artículo 155; y c) un acuerdo empresarios y sindicatos que, de momento, frene el éxodo empresarial. Son, por supuesto, salidas imperfectas como todo lo atinente a la política. Pero representarían un punto de templanza.  Es mejor la imperfección que acogerse a los aromas terciarios de barrica.

Me permito un desahogo: no tenga reparos Puigdemont en perder a la CUP como acompañante. Soy del parecer que siempre habrá un alma caritativa que le eche una mano. 


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