jueves, 19 de octubre de 2017

De Puigdemont a Mariano Rajoy



La segunda respuesta de Carles Puigdemont al Gobierno español no es lo que esperaba Mariano Rajoy. Sin embargo, aclara algo de gran importancia: no se ha declarado la independencia porque el Parlament de Catalunya «no la votó». Es, si se quiere, una respuesta imperfecta como todo lo que existe en la política. Es imperfecta, pero no ambigua. No se votó la independencia. Que esto pueda tranquilizar o no a los hunos y a los hotros es harina de otro costal. Pero ninguno de los dos grupos puede esperar una salida sobre la base de un camino de perfección.

Tras esta respuesta imperfecta Mariano Rajoy debería pensarse muy mucho la aplicación del artículo 155. Es más, nunca tendrá respuestas perfectas. Digamos que, por ejemplo, si preguntara cuántas son 5 por 5 debería darse moderadamente satisfecho si la respuesta fuera 5 al cuadrado, aunque esperara la sencillez de 25. En caso contrario estaría dando alas a los sectores más paroxísticos del independentismo militante. Es más, la aplicación de tal artículo podría tener unas consecuencias de mayor confusión y más gravedad. La pelota, pues, está en los dos tejados. Y, a pesar de los agüeros, todavía hay tiempo. Tiempo para seguir buscando soluciones imperfectas para ambos.

Un avisado filósofo, Gregorio Luri, parece llamar la atención indirectamente a los hunos y a los hotros. Esta es mi interpretación subjetiva de su post No siempre lo peor es cierto.  En esta obra, don Pedro Calderón de la Barca presenta este sugerente diálogo:

 

Carlos.  «Porque / me temo que en cualquier suceso / siempre es cierto lo peor». Le responde una temperada Leonor: «Pues en mi inocencia espero / que ha de haber suceso en que /  no siempre lo cierto es lo peor».

 

Sugerencia. En esta batalla no ganará quien mee más largo, sino quien contenga mejor el pipí (Juan de Dios Calero, Encofrador diplomado de la ciudad de Parapanda).




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