Las
derechas nunca tuvieron, por lo general, un proyecto para España. Lo suyo
siempre fue la genuflexión al sepulcro del Cid, ignorando incluso que este
caballero fue un mercenario que luchó contra los moros y, con la ayuda de
estos, también guerreó contra los cristianos. Las derechas tenían como objetivo
dejar las cosas como estaban, si eso les convenía; en caso contrario, laminar
todo avance político y social, por insignificante que fuera. Las derechas
siempre fueron a la contra. En su día, José María Aznar pensó que las cosas habían llegado demasiado
lejos y, plantea, abandonar «los complejos». Esa política vuelve al sepulcro
del Cid con sus escuadras «recias marciales».
Pablo Casado es,
ahora, el exponente de esa derecha zafia, ignorante, con olor a pies. Nada que
ver con los rarísimos casos de dirigentes de derechas que la historia ha
respetado. Su estilo –no podemos hablar con rigor de política— es ir a la
contra. A la contra de las grandes transformaciones y cambios de la sociedad, a
la contra de las conquistas de nuevos derechos de civilización, a la contra del
teorema de Menelao.
Si Rajoy enviaba todo
conflicto a las covachuelas de la Brigada Aranzadi, este Casado recurre cada dos por tres ´a Europa´. Un inciso: ¿los bizarros
mesnaderos que empezaron a recoger firmas ex allegato Casado parece ser que
discretamente se han ido retirando a sus respectivos palos de gallinero.
Europa
es el confesionario donde Casado expone sus cuitas. La UE recoge educadamente
los plantos y lloriqueos del caballerete y archiva el expediente.
El
PP se mantiene
testarudamente en el olor de aquel zotal que invadía España hace ya muchos años.
Blogosfera
Paco Rodríguez de Lecea: MARSÉ, UN AÑO DE INMORTALIDAD
Quim
González: Héroes
frente a villanos
Manuel Gómez
Acosta: https://cronicaglobal.elespanol.com/pensamiento/hablar-imposible-negociar-posible_512946_102.html?fbclid=IwAR1cWSgUxxiIzzqeZaE-J4XNd1J6HfiTO65wfHowMOB97vLEBPbMGqpPELQ
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