El
Instituto de Estudios Estratégicos de la patronal catalana, Foment, ha hecho un
llamamiento a las empresas que abandonaron su sede en Cataluña para que vuelvan
a casa. Este importante laboratorio de ideas, dirigido por Jordi Alberich, propone además un decálogo que dirige
al govern de Pere Aragonès.
De entrada me permito decir que en lo que llevamos de año todavía están
abandonando empresas su sede social en Cataluña.
Apunta
el estudio que la vuelta de esas miles de empresas es un elemento fundamental
en el proceso de recuperación de la economía. Comparto la propuesta y la
inquietud. Ahora bien, soy del parecer que el grueso de las empresas
–especialmente las más importantes, esto es, las decisivas-- o tardarán mucho en volver o no lo harán
nunca. No se trata, por mi parte, de un arrechucho pesimista sino el resultado
de una mirada política de cómo siguen estando las cosas en Cataluña. En efecto,
no estamos en tiempos de aquel Quim
Torra; cierto, ahora las aguas están más calmadas y, según dicen los
mentideros, se está hablando discretamente entre Madrid y Barcelona. Algo
es algo, y es mejor así. Pero esto no es suficiente para que los empresarios,
que exigen con razón lo más aproximado a la certeza y lo más cercano a la
estabilidad, se decidan a volver aquí. Y, peor todavía, algunas cosas no
irrelevantes se orientan a mantener la inestabilidad: una inestabilidad
silenciosa pero, al fin y al cabo, inestabilidad.
La
gratuita visita de Oriol
Junqueras a Waterloo
no ayuda a crear confianza en el terreno de la economía. Y menos aún el
encuentro en la ciudad francesa de Elna de Junqueras, del hombre de Waterloo y
la diputada de la CUP Anna
Gabriel con motivo del aniversario de Omnium. Los discursos que se pronunciaron en Elna van en dirección
opuesta a la estabilidad política.
Por
lo demás, entiendo que uno de los elementos centrales de la confusión es la
bipolaridad de Esquerra
Republicana de Catalunya. En el govern catalán Esquerra –su president,
Pere Aragonès García-- ejercerá de
administrador; la llave de la sala de máquinas la tiene Oriol Junqueras. Lo que añade más confusión al
partido más confuso de Europa. Lo que en Euskadi va bien aquí puede ser una
zahúrda.
En
resumidas cuentas, como aquellas golondrinas «que aprendieron nuestros
nombres», que dijo el sevillano famoso, «esas, esas no volverán».
Blogosfera
Isidor Boix:
ACCIÓN
POLÍTICA Y SOCIAL YA
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