miércoles, 13 de enero de 2021

La oposición temible


 

Benjamín Disraeli (1804 – 1881) tenía en la cabeza todo el Imperio británico y a la reina Victoria en el bolsillo. En cierta ocasión, se dice, afirmó: «Ningún gobierno puede mantenerse sólido mucho tiempo sin una oposición temible». Por favor, lea la sentencia dos veces y considere que no hay ninguna errata. Mi admirado Lluis Foix la recoge hoy en su artículo en La Vanguardia ´Patriotas y traidores´.

Dos consideraciones no relevantes: 1) ¿cuánto es «mucho tiempo», según el destacado líder tory, para medir las relaciones gobierno – oposición?; y 2) ¿qué debe entenderse por una «oposición temible»? Disraelí, considerado el mejor orador de su tiempo, no lo aclaró o si lo hizo no ha llegado a nosotros. Dio cane.

Antes de meterme en harina me aventuro a improvisar lo siguiente: entiendo que, durante los años que llevamos de alternancia democrática, nunca la oposición ha estado a la altura. Lo hago extensivo a todas las oposiciones que han sido. Es más, los opositores mediocres no lo fueron tanto como gobernantes. Posiblemente la oposición más temperada fue la de Rubalcaba. Dicho lo cual volvemos al baúl de los recuerdos, la frase de Benjamín Disraelí.

Si el que fuera premier del Reino Unido tuviera razón, el gobierno de Pedro Sánchez tiene o bien una larguísima vida, porque la oposición es temible, o bien está al cabo de la calle porque la oposición es farfolla. Tertium non datur, a menos que el viejo inglés no tuviera razón.

Con todo, sí estamos en condiciones de proponer lo siguiente: la actual oposición española no es ´temible´. Aunque, a decir verdad, no sabemos qué relación existe entre no ser temible y la duración del gobierno. La oposición es solamente vociferante y gesticuladora. Pero debajo de ese rebozo, naíca de ná. De ahí que su naturaleza, vista con detenimiento, no es intimidante sino provocadora de hilaridad. Hasta el grotesco extremo de haber recurrido a la gélida Filomena para intentar exhibir musculatura linguïstica. Hilaridad, pues. Eso es así, me parece, una vez pasado el Ebro famoso. Aquí en la Marca Hispánica la oposición tampoco es intimidante sino holgazana y dispersa.

De todas formas, Disraelí fue un tipo un tantico misterioso. Otra frase suya nos provoca una cierta extrañeza: ««Cuando necesito leer un libro, lo escribo». Con lo que caigo en deliquio porque, habiendo leído La Divina Comedia, en realidad era yo mismo el autor.

 

Post scriptum.---  Don Venancio Sacristán: «Lo primero es antes». Apúntate esa, Disraelí.

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