(A modo de retales a disposición del sastre para que
los enhebre)
A estas alturas nadie duda de que Podemos, en los
próximos comicios, dará un aldabonazo. La cuestión en litigio es hasta
dónde. Sea como fuere se me ocurre una
arriesgada explicación del predicamento que está teniendo esta nueva
organización.
1er retal.-- Una parte considerable del electorado
de izquierdas y un amplio sector de la izquierda sumergida podrían entender que
Podemos tiene una característica distintiva que no ven en otras organizaciones:
su capacidad de intimidación. Es más, quienes así lo piensan perciben, además,
que las fuerzas políticas –lo reconozcan o no--
se sienten intimidadas por Podemos. Que esa capacidad de intimidación
ofrezca resultados políticos sostenibles es cosa que se irá viendo en el
tiempo. Pero, en todo caso, lo que se avecina traerá muchos quebraderos de
cabeza a las izquierdas tradicionales, incluida Izquierda Unida.
Por otra parte, percibo que Podemos tiene otro sello
distintivo: ha sabido, como diría Gramsci, establecer «una conexión sentimental con la gente». Lo que,
en cierta medida, había ocurrido –durante muchos años—en el territorio de las
izquierdas tradicionales. Y cuando se vio que el color rojo del «programa» se
iba destiñendo, un considerable abanico del personal empezó a darle calabazas. Por
supuesto, la conexión sentimental no es suficiente, pero es indudable que sin
ella no hay aproximación entre dirigentes y dirigidos.
2º retal.-- Una segunda pista de la esperanza puesta en Podemos
es que todas las izquierdas han visto impotentes que los grandes poderes han
roto de manera unilateral las reglas del juego, desde el centro de trabajo
hasta la sociedad en su conjunto, que se habían pactado de manera directa o
implícitamente en torno al llamado Estado de Bienestar. No seríamos justos, sin
embargo, si ignorásemos las grandes movilizaciones que se han hecho en España y
Europa contra esa desforestación de derechos democráticos, especialmente desde
el sindicalismo confederal y los movimientos sociales. En todo caso, tan
importantes movilizaciones que, en algunos casos, han impedido algunos
estropicios (todavía no suficientemente valorados y analizados) no han sido
capaces, hasta el día de hoy, de romper la agresión al «ciclo largo» de
conquistas que hablábamos en La parábola del sindicato. Así las
cosas, una parte de la esperanza en la nueva organización puede arrancar ingenuamente
de ese razonamiento: es una certeza que las izquierdas tradicionales no han
sido capaces de frenar esta devastación; vamos a ver, si como hipótesis,
Podemos puede levantar una nueva ilusión de que es posible romper el curso de
las cosas. Lo que no es tanto un argumento a favor de Podemos como una
desautorización de las izquierdas tradicionales. O quizá sea la desmesurada ilusión que siempre
se pone en aquellos movimientos o partidos que surgen como lo ha hecho Podemos:
directamente proporcional a la desafección de lo que es considerado como viejo.
3er retal.-- Más claves: desde que surgió en
la arena Podemos y su audiencia fue contabilizada matemáticamente no ha habido
explicaciones creíbles desde el PSOE ni la Izquierda Plural.
De una parte, los socialistas se atrincheraron en el cambio de fotogenia,
siguiendo sus más repetidas costumbres; de otra parte, Izquierda Plural no ha
ofrecido a sus parciales ni a su tradicional electorado cómo es posible que su
incremento electoral en las europeas no estuviera a la altura de su compromiso
contra la política de recortes y privatizaciones: ¿cómo es que su color rojo se
ha visto interferido por el color de Podemos? Ahora bien, quizá la pregunta más
inquietante sea ésta: ¿está Izquierda Plural en condiciones de dar esa
respuesta? Francamente, lo ignoro.
Sin embargo, me parece que las
izquierdas tradicionales no han valorado algo de cierta envergadura: Podemos es
el resultado de unos movimientos sociales, alejados y –en no pocos
casos—enfrentados a las izquierdas tradicionales. Y estas no escarbaron en ese
torbellino que se iba gestando en la moderna ciudad del trabajo y del
conocimiento. Ni siquiera la Izquierda
Plural, que estaba cerca de todo ello, tuvo sensores para
averiguar de qué iba la historia. Hubo
un momento, hace ya tiempo, que pudo hacerlo: en una movilización contra los
desahucios Cayo Lara es recibido, con toda seguridad injustamente, al grito de
«no nos representas». A partir de ahí,
nadie de sus allegados se le ocurrió dar una explicación de un recibimiento tan
descortés.
4º retal.-- No parece que el color de Podemos augure
buenas relaciones con las izquierdas. De las declaraciones de los dirigentes de
la nueva organización se desprende que hay algo más que la disputa por un
espacio electoral determinado. Hay razones políticas de fondo, explicadas de
manera laica, todavía no ideológica. Ya veremos en qué queda todo esto: aunque
parezca sorprendente, tengo para mí que todavía es pronto para saber si entre
unos y otros habrá conllevancia, comedimiento o vaya a saber usted qué. Todavía estamos en el primer acto.
3 comentarios:
Estoy de acuerdo .
salut
Por otro lado, Sr Lopez Bulla, la izquiera plural, al menos y aquí, en Barcelona, no está para dar ninguna respuesta. después del espantoso Tripartit con Saura como Comisario Político (que esa es otra que le pasará factura), la representación corre a cargo de un Excomunista-eco-bio-bicing-, cargo que le viene grande porque no tiene lo que tiene que tener, ni para no decidirse a decir no, ni para decidirse a decir si, con lo que desorienta al votante de IC.
Por otro lado, los añejos como yo, notamos a faltar la palabra de Anguita y su mala leche específica, y/o las reflexiones que hace años venían por parte de unos intelectuales con base, Aranguren, o incluso el Tierno Galván, por ejemplo.
Notamos a faltar La Clave, de Balbín y notamos a faltar las crónicas diarias de Gregorio Morán, que por ser sabatinas se nos hacen demasiao largas de esperar.
Salut de nuevo.
PD: Por cierto, lo he puesto como favorito en la cabecera de Totbarcelona. Es ud. muy interesante
Bueno, creo que Podemos es una opcion que defiende unas alternativas para ellos viables. Es otra opcion y es una opcion necesaria, ante el despiste ,generalizado a mi entender, de la izquierda tradicional que perdió el fondo a cambio de las formas.
Que la gente vote de forma interesada a la opcion que mejor le convenga, que se informe,que los programas sean vinculantes y que las personas decidan. No comparto el programa de Podemos, (me le he leido entero),no porque le vea malo, sino porque le veo inviable. Pero ha sido un buen revulsivo para la izquierda, es necesario la aparicion de nuevas opciones, que refresquen "el cotarro". Quizas hubiese que estudiar el efecto de la TV en los votantes.
Un saludo
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