Las relaciones laborales, tanto en la empresa privada como en el
sector público, están en crisis definitiva. Esto, en mi opinión, no es una hipótesis
sino una realidad. De ello hemos hablado en Relaciones laborales e industriales: «Crisis de eficiencia»
hace unos días. ¿Por qué están en crisis, qué consecuencias tiene y cómo
superarlas?
Están en crisis porque se corresponden con
un paradigma que hoy es inexistente; dicha crisis –insistimos que ya es
definitiva-- no reporta utilidades a la
condición de vida y trabajo del conjunto asalariado, ni a la eficiencia de la
empresa, al tiempo que provoca una deficiente capacidad de representación por
parte del sindicato en relación a los trabajadores y a los empresarios con sus
representados. Más todavía, el mantenimiento de este modelo hace improbable que
se pueda trascender o superar la reforma laboral y sus consecuencias, amén de
que en esas condiciones no parece posible una renovación profunda del sindicato
(en la que están empeñados sus dirigentes), ni tampoco del empresariado, del
que no se sabe si quieren quitarse de encima la ropa vieja. Yendo por lo
derecho: así las cosas, la parábola del sindicato seguirá declinando si no se
le da la vuelta a la tortilla. Sobre la renovación de las organizaciones patronales
cabe decir que apuestan por el mantenimiento y extensión del discrecional poder
privado empresarial, dentro y fuera del centro de trabajo, aunque ello
repercuta negativamente en la eficiencia del centro de trabajo.
Dos son los problemas que dificultan la renovación
de las relaciones laborales.
De un lado, la
inexistencia de espacios de innovación en las prácticas negociales en los
centros de trabajo, salvo casos aislados aunque importantes. En efecto, hay
señales que indican la posibilidad de cambiar las cosas, pero el caso es que no
se publicitan, ni siquiera en la más que notable red de webs de las
organizaciones sindicales. Tampoco hay reflexiones sobre esas cláusulas
innovadoras por parte de sus protagonistas ni, menos aún, de los grupos
dirigentes de ámbito supraempresa. De otro lado, la CEOE mantiene una línea que
ha sido desvelada por uno de los especialistas más serios de dicha organización,
Fabián Márquez. Un amable comunicante, Gonzalo Elices,
informa que […]
Fabián Márquez Sánchez, que tiene una amplía experiencia
negociando en representación de CEOE, en el último número publicado de la Revista Relaciones
Laborales, señalaba en su artículo titulado "Gobernar la política exige
vender esperanza":
"En materia de negociación colectiva sorprende la apuesta dela CEOE por el modelo de
convenio colectivo provincial
estimando que aporta la flexibilidad que la empresa necesita. No es esa
conclusión que se alcanza examinando en profundidad el contenido de dichos convenios colectivos
provinciales, por lo que estimamos que la propuesta patronal tiene su justificación en la necesidad organizativa de
defender una estructura negocial que afecta a más del 60% de los trabajadores y empresas de nuestro país, en la que
se hallan implicadas la inmensa mayoría de las organizaciones territoriales miembros de la CEOE , y ante el temor de que
desaparecida o minimizada la negociación de ámbito provincial peligre, en consecuencia, la existencia
misma de la organización empresarial que la respalda".
"En materia de negociación colectiva sorprende la apuesta de
El interés de lo dicho por Gonzalo Élices
(y la cortesía debida) justifica de sobras esta cita larga, aunque suculenta. En
definitiva, el interés de la patronal –según Fabián Márquez, que no es un
activista sindical, sino un brillante intelectual orgánico empresarial— no es
otro que el de gestionar la «flexibilidad» sin interferencias y que el
modelo de relaciones laborales se acomode a la estructura de su entramado
asociativo. En palabras de Grmasci esto es un comportamiento «económico
corporativo».
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