1.-- Voces
aproximadamente muy bien informadas me escriben: a escala global se está
librando una megabatalla para el control de sectores estratégicos; en estos
momentos, precisan, hay más de 900 mil millones de euros disponibles para
operaciones corporativas en sectores como las telecomunicaciones, la energía,
la farmacia, las cementeras… y posiblemente una cantidad similar para una
segunda fase. Un botón de muestra: General Electric ha puesto encima de la mesa
un montante de 12.300 millones de euros para hacerse con Alstom Power, nuestra
vieja conocida, mientras que, por otro lado, Siemens ha hecho una oferta
sensiblemente más baja. Dos enormes moscardones revoloteando alrededor de un
panal de rica miel.
Hace unas
horas, el gobierno francés ha reaccionado con un decreto del Ministro de Economía,
Montebourg, que ha sido bautizado con el
pomposo nombre de «patriotismo económico». Un inciso: sería hipócrita que se
criticase esta posición francesa cuando –como es sabido-- todos los gobiernos le ejercen de igual o
parecida manera.
Posiblemente
se trate de una nueva fase del contraste entre la globalización y las
resistencias de un Estado nacional, Francia, siempre atenta a mantener la llama
sagrada del colbertismo. O tal vez sea
algo de menos calado: la reacción del gobierno francés, electoralmente en horas
bajas, atrapado entre, de un lado, la presión de General Electric y la posición
del consejo de Administración de Alstom (favorable a la venta) y la sociedad francesa que es reacia a esta y
otras operaciones similares. En todo caso, todavía, en pleno proceso de campaña
al parlamento europeo nadie ha dicho ni pío. Siguen encerrados en los
camaranchones de las políticas nacionales.
2.-- En toda esta operación se encuentra descolocado
el sindicalismo. Las posiciones de los sindicatos franceses y alemanes no
coinciden. La pregunta es: ¿qué dice la Confederación
Europea
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