1.-- Hasta la presente el único sujeto europeo que
ha planteado una propuesta orgánica ante las elecciones europeas próximas es el
sindicato, concretamente la CES. Vale
decir que se trata de un conjunto de medidas de ámbito europeo. Sin embargo,
las fuerzas políticas que concurren a estos comicios –al menos hasta la
presente-- siguen enclaustradas en los estrechos
confines del Estado nacional que, dicho desparpajadamente, se limitan a la
política de campanario. Los documentos sindicales, “Un nuevo Plan Marshall para el siglo XXI y “Un nuevo rumbo para Europa” son un
razonable esfuerzo de síntesis de las medidas que necesariamente deberían ser
puestas en marcha. De momento nadie de los que directamente concurren a la
contienda ha hecho mención del documento sindical. Corrijo: sabemos que Rajoy,
al serle entregada la propuesta por Toxo, Cándido y Bernadette Ségol, respondió
«que no estaba de acuerdo en nada con tales planteamientos». De igual manera,
sabemos que Matteo Renzi, que se negó a asistir al reciente congreso de la CGIL , tampoco ha dicho esta
boca es mía.
La tónica es, como se ha dicho, la aldea de cada cual, la exaltación de
la ciudad güelfa frente a los autoritarios gibelinos del nuevo Imperio Sacro
Germánico. Lo que, a decir verdad, provoca la astenia del votante, favoreciendo
una mayor la abstención. La paradoja es que a quien favorece esa postura
–estúpidamente lógica-- es a los
burócratas.
2.-- La pregunta es: ¿el
electorado de izquierdas está suficientemente motivado en estas elecciones? De
hecho, en teoría debería ser el más activo. Especialmente en los países del Sur
de Europa por las siguientes razones: por la posibilidad de cambiar las cosas y
porque sus sistemas políticos, desde hace tiempo, están ferozmente atacados por
los grandes poderes fácticos. Vean ustedes el informe de los analistas de la
banca JP Morgan (28 de Mayo de 2013). Traduzco: «Los sistemas políticos de la
periferia meridional europea se instauraron tras la caída de las dictaduras y
estuvieron muy señaladas por aquella experiencia. Las Constituciones mostraron
una fuerte influencia por las ideas socialistas dada la fuerte influencia de
los partidos de izquierda tras la derrota de las dictaduras. Estos sistemas
políticos y constitucionales del Sur presentan típicamente las siguientes
características: gobiernos débiles en su relación con los parlamentos;
gobiernos centrales débiles en su relación con las regiones; tutelas constitucionales
de los derechos de los trabajadores; autorización de la protesta si se modifica
el status quo. La crisis ha puesto de manifiesto las consecuencias de estas
características. Los países de la periferia han alcanzado sólo algunos éxitos
parciales con las reformas económicas y fiscales; hemos visto gobiernos
limitados en su actuaciones por las normas constitucionales (Portugal), por las
autoridades locales (España) y por el crecimiento de los partidos populistas
(Italia y Gracia)».
Este largo parágrafo lo hemos sacado del libro Contro la
dittadura del presente, de Gustavo Zagrebelsky (Editorial Laterza, 2014). O
sea, blanco y en botella. Vale.
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